SEATTLE (Enviado especial).- En plena fase del Mundial de Clubes, desde los Estados Unidos, River se preparaba para realizar un movimiento significativo en el mercado de pases argentino, decisión que se mantendrá en pausa hasta su regreso al país para evitar distracciones en medio de la competencia. Desde la dirigencia, han manifestado que no desean desviar el foco.
Se trata de una operación millonaria, comparable a las incorporaciones de Sebastián Driussi y Kevin Castaño. A poco más de 48 horas de definir su clasificación –o no– a los octavos de final ante Inter, la situación de River, además del reordenamiento del equipo que ocupa a Marcelo Gallardo por las tres suspensiones, se ha visto influida por la posible llegada de Maximiliano Salas, delantero de Racing por el que están considerando ejecutar la cláusula de rescisión de ocho millones de dólares.
Esta operación, por la envergadura de la cifra, no estaba prevista por los dirigentes hasta diez días antes del Mundial de Clubes, aunque Gallardo siempre ha solicitado un delantero y reconoció haber invitado a Cristiano Ronaldo a participar en el torneo. El portugués, que conoce al Muñeco tras haber sido dirigido por él en un amistoso en Arabia Saudita, consideró la propuesta y la rechazó, prefiriendo concentrarse en la preparación para su próxima temporada, con la incertidumbre de si continuará o no en Al Nassr. Gallardo también había indagado sobre Ángel Correa, que muy probablemente continúe su carrera en el fútbol mexicano.
Según ha podido confirmar LA NACION, los dirigentes le habían señalado al entrenador que no era el momento adecuado para embarcarse en una operación costosa, dado que se había realizado un gran esfuerzo económico en los últimos mercados, tanto en las cifras de los traspasos como en los contratos de los jugadores, a algunos de los cuales se les firmaron sueldos superiores a los que cobraban en Europa. “No podemos andar siempre con el bolsillo del payaso”, se susurraba en los escritorios del club.
Si llegaba algún refuerzo, debía ser low cost, con negociaciones a la baja. Sin embargo, un par de circunstancias alteraron ese panorama que habían previsto las máximas autoridades del club. El primer factor disruptivo fue la decisión del Real Madrid de ejecutar la cláusula de rescisión de Franco Mastantuono. Los 45 millones de euros, a pagar en tres cuotas, representan un alivio económico, pero abren un hueco futbolístico por la salida del juvenil de 17 años tras el Mundial. Su ausencia en lo que resta de la Copa Libertadores es un motivo de preocupación tanto para Gallardo como para los dirigentes.
El segundo factor que influyó en avanzar por Salas fue la lesión en el tobillo que sufrió Sebastián Driussi, quien llegaría justo para reaparecer ante Libertad, en agosto, durante los octavos de final de la Libertadores. Se ha revelado que Gallardo ya había mantenido contactos con Salas antes de estas circunstancias. River tampoco había acelerado el proceso para no generar tensión con Racing, que desea retener al jugador, priorizando así mantener una buena relación con Diego Milito.
Sin embargo, Gallardo volvió a tomar la iniciativa en cuanto a refuerzos, como es habitual. Insistió y se comunicó telefónicamente con Salas el fin de semana para convencerlo. En una reciente entrevista con ESPN, el Muñeco se refirió a su política de establecer contacto directo con los futbolistas que le interesan: “Hay mucha hipocresía. Si vos querés a un jugador, primero tenés que hablar con él para saber si le interesa venir. Después de que uno escucha eso, viene lo del club a club”.
El delantero se encontraba en una situación delicada. Por un lado, había prometido a Gustavo Costas, que lo trajo a Racing por conocerlo de su etapa en Chile, que se quedaría. El entrenador tiene una relación de lealtad con el atacante, y Milito se encargó de ofrecerle una mejora sustancial en su contrato.
Todo parecía estar preparado para la firma, pero Salas presentó dilaciones que coincidieron con la firme oferta de Gallardo y el ofrecimiento de un contrato superior al que estaba a punto de firmar en Avellaneda. Los dirigentes de River también tenían la reticencia de ejecutar una cláusula entre clubes argentinos, que no es bien vista y se procura evitar. Sebastián Verón, quien había recibido críticas cuando el mecenas Foster Gillett activó la cláusula de 15 millones de dólares por Cristian Medina para llevarlo a Estudiantes, acusó en las redes sociales a River y Gallardo, sin nombrarlos, de predicar una moral que luego no cumplen.
Si River se clasifica, ya se ha descartado la posibilidad de adquirirlo para los octavos de final del Mundial, momento en que se abrirá una ventana de inscripciones. Se contempla su incorporación para la Copa Libertadores.
Salas se convertiría en el refuerzo N° 13 en el segundo ciclo de Marcelo Gallardo, que va por su tercer mercado. En los 12 futbolistas que llegaron se invertieron casi 50 millones de dólares (49,6). El ranking lo lidera el último en llegar, el colombiano Kevin Castaño, por 13,8 millones. Luego aparecen Sebastián Driussi (10 millones), Lucas Martínez Quarta (7), Fabricio Bustos y Gonzalo Montiel (ambos por 5). Las demás transacciones incluyen: Germán Pezzella (4), Marcos Acuña (2), Maximiliano Meza (2) y Gonzalo Tapia (0,8). Los únicos que arribaron como agentes libres y no hubo desembolso por sus pases son Enzo Pérez y Matías Rojas. Giuliano Galoppo se encuentra en préstamo hasta fin de año, con una opción de compra por el 50 por ciento, valuada en 3,2 millones, sujeta a cumplir ciertos objetivos.
Desde Racing no ocultaron su doble descontento: por parte de Costas hacia Salas, a quien considera responsable de vivir el mejor momento de su carrera en la Academia, y de Milito hacia Jorge Brito por complicar la planificación futbolística de Racing, que también apunta a la Libertadores. Esto, a pesar de que Racing podría realizar un buen negocio económico, dada la plusvalía que obtendría al haberlo traído en préstamo en enero de 2024 y comprado su pase a principios de este año por 1,5 millones de dólares a Palestino, donde lo dirigió Costas.
Los hinchas de Racing reaccionaron contra Salas, acusándolo de desagradecido y hasta de traidor. El jugador correntino se vio obligado a cerrar sus redes sociales debido a los mensajes agresivos que recibió. Con 27 años, este robusto y potente delantero anotó 13 goles y proporcionó nueve asistencias en 76 partidos con Racing, donde estableció una fructífera sociedad con Adrián “Maravilla” Martínez.