El rumor comenzó a difundirse en los pasillos del circuito: Novak Djokovic no jugará ni en Canadá ni en Cincinnati antes del US Open. Por primera vez desde 2005, el tenista serbio llegará a Nueva York sin haber disputado un solo partido oficial en pista dura durante el verano. La noticia cobró fuerza cuando los organizadores del Masters 1000 de Ohio confirmaron la ausencia de este tres veces campeón, generando atención en el mundo del tenis hacia su falta.
“Esta vez, todo se trata de llegar fresco,” comentan en el equipo de Djokovic, que aún recuerda su caída en semifinales de Wimbledon ante Jannik Sinner. Tras ese partido, el serbio recogió sus cosas y se alejó del bullicio. Fue entonces cuando aparecieron las molestias en la zona inguinal, un recordatorio de que el cuerpo tiene memoria y a los 38 años se sienten los efectos en los músculos y en las decisiones.
El calendario de Djokovic jamás había sido tan raro. En 2021, el serbio se tomó un descanso tras los Juegos Olímpicos, pero mantuvo la competitividad. En 2022, las restricciones sanitarias interrumpieron su viaje, y el año pasado, levantó el trofeo en Cincinnati después de una batalla memorable contra Carlos Alcaraz. Esta vez, sin embargo, la decisión es puramente técnica. “No hay dudas, el objetivo es Flushing Meadows,” repiten en su entorno.
Sentado en la sombra de una habitación de entrenamiento tranquila, Nole revisa los datos de su carrera. Cuarenta y cinco victorias y solo 12 derrotas en Cincinnati le dan la autoridad para controlar su destino. Pero la nueva estrategia es arriesgada: evitar la acumulación de partidos, priorizar la recuperación y, sobre todo, perseguir ese vigésimo quinto título de Grand Slam que solidificaría su legado.
La decisión de no participar en los Masters 1000 de Norteamérica no impacta su ranking: Djokovic no defiende puntos en Canadá ni en Ohio, por lo que su sexta posición mundial permanece intacta. En cambio, este gesto refleja una filosofía de supervivencia, con un cálculo meticuloso en el que cada aparición se considera una inversión a largo plazo. El año pasado estuvo cerca de la gloria en el US Open y en 2021 también disputó la final. Ahora, el objetivo es llegar lo más entero posible, aunque eso signifique renunciar al rodaje en el cemento abrasador del verano estadounidense.
En Cincinnati, las ausencias no se limitan al serbio: Jack Draper y Grigor Dimitrov también se perderán el torneo, sumando más nombres destacados a la lista. Sin embargo, el foco está en el serbio, quien desafía el paso del tiempo con una estrategia digna de un ajedrecista.
¿Podrá llegar en óptimas condiciones al US Open sin haber competido antes? La pista dura de Flushing Meadows es impredecible. Los riesgos están presentes: la falta de adaptación a las condiciones, el ritmo interrumpido y la exigencia brutal de los partidos a cinco sets. Pero el multicampeón acepta el reto, consciente de que, en esta etapa de su carrera, los récords y los títulos mayores son el único objetivo que cuenta. Cada paso y cada renuncia están motivados por una meta clara: levantar el trofeo en Estados Unidos, una vez más, y consolidar su lugar en la historia.
