El encuentro entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana fue anulado por la Conmebol tras una serie de violentos incidentes en las tribunas del estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini, en Avellaneda. La jornada estuvo marcada por enfrentamientos prolongados, el ingreso de barras al sector rival y escenas de violencia que llevaron a la intervención de las fuerzas de seguridad y a la poco común decisión de la Confederación Sudamericana de Fútbol de cancelar —y no suspender— el encuentro.
“La Dirección de Competiciones y Operaciones de la CONMEBOL informó que, ante la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades locales, que aseguren la continuidad del partido entre Independiente (ARG) y Universidad de Chile (CHI) por los octavos de final de la CONMEBOL Sudamericana 2025, dicho encuentro queda cancelado”, inicia el comunicado de la Conmebol.
“Asimismo, se agregó que, habiendo cumplido con lo establecido en el Manual de Clubes para situaciones similares, y sin que la situación se haya solucionado, se procede a la cancelación del partido y el caso será derivado a los Órganos Judiciales de la CONMEBOL para futuras determinaciones. Toda información sobre los hechos ocurridos dentro y fuera del estadio será enviada a la Comisión Disciplinaria de la Confederación Sudamericana de Fútbol”, concluyó el mensaje publicado en la web oficial del organismo.
De esta forma, la Confederación Sudamericana de Fútbol dejó en claro en su comunicación oficial la resolución de cancelar el partido y no solo suspenderlo temporalmente, como es habitual. Esto significa que la reanudación queda descartada y el resultado del cruce estará sujeto a una investigación disciplinaria sobre lo acontecido en Avellaneda. Los informes preliminares centrados en las responsabilidades institucionales ya han sido enviados a la sede de la Conmebol en Asunción, donde se determinarán las posibles sanciones.
Las medidas que la autoridad continental está evaluando varían desde la repetición del encuentro (cuyo costo de reanudación será cubierto por los responsables) hasta la anulación del resultado, e implican una revisión exhaustiva de videos, informes policiales y el comportamiento de ambas instituciones ante los incidentes. Por ahora, no hay plazos confirmados para una resolución, aunque se da por hecho que el expediente se procesará rápidamente dada la relevancia de la fase y el precedente que podría establecer para futuros torneos.

Todo comenzó con el lanzamiento de proyectiles por parte de los hinchas visitantes desde la tribuna Pavoni Alta hacia los simpatizantes locales que se encontraban en la popular baja, además de arrojar bombas de estruendo y provocar daños en los baños y otros sectores del estadio. Un operativo de 650 policías y más de 150 agentes de seguridad privada no pudo contener la violencia, y tras varios anuncios por los altoparlantes, la autoridad ordenó el desalojo de la tribuna visitante.
Aunque inicialmente la situación no interrumpió el desarrollo del partido, la tensión escaló cuando miembros de la barra de Independiente ingresaron a la sección donde estaba ubicado el público de la Universidad de Chile. Esta secuencia, documentada por cámaras y testigos presentes en el estadio, intensificó el ambiente hasta culminar con la intervención arbitral y policial.
A cuatro minutos del segundo tiempo, el árbitro Gustavo Tejera suspendió definitivamente el encuentro, mientras en las tribunas se registraban corridas, agresiones, destrozos e incluso la caída de un hincha desde gran altura en medio de la confusión. En el campo y en las inmediaciones del estadio, la incertidumbre se prolongó durante una hora hasta que las autoridades de seguridad y la Conmebol decidieron cancelar el partido.
Las imágenes de la noche evidenciaron la evacuación desordenada de hinchas visitantes, la irrupción en las tribunas y secuencias de violencia tanto dentro como fuera del estadio. Los videos capturaron momentos de tensión, agresiones y desesperación entre los públicos oriental y visitante.
Este incidente se suma a una reciente advertencia que la Conmebol había dirigido a la Universidad de Chile por incumplimientos anteriores en materia de seguridad y comportamiento de sus aficionados en competencias internacionales. A fines de julio, el equipo chileno recibió un aviso formal de la Conmebol.
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