28 de agosto de 2025 15:21

Las competiciones deportivas en España se vuelven inaccesibles: más de 2.000 euros anuales para ver todo por TV

Seguir el deporte en España se ha vuelto un desafío para los aficionados. No alcanza con contratar una sola plataforma; la fragmentación de los derechos obliga a sumar varias suscripciones para poder disfrutar de todas las competiciones. El costo final es elevado: muchas veces supera los 100 euros al mes, convirtiendo al deporte televisado en un verdadero lujo.

El fútbol sigue siendo el deporte más popular y también el más caro de seguir. La temporada 2025/2026 comienza con precios al alza en los dos principales operadores, Movistar y Orange.

  • Orange ofrece la opción más económica: desde 81 euros al mes por fibra y todo el fútbol, aunque se requiere una permanencia de un año. En su paquete convergente “Love Fútbol Total”, el costo se eleva a 101 euros al mes.
  • Movistar, en cambio, sitúa su tarifa mínima para ver todas las competiciones (LaLiga, Champions, Europa League, etc.) en 115 euros mensuales.

Así que seguir a tu equipo durante toda la temporada cuesta entre 972 y 1.380 euros al año, dependiendo de la operadora que elijas.

Acceder a las tres principales competiciones de baloncesto tampoco será barato. Para ver todos los partidos de la Liga Endesa (ACB), hay que suscribirse a DAZN, desde 9,99 euros al mes. La Euroliga, la competición europea más prestigiosa, permanece exclusiva de Movistar Plus+, a través del paquete Deportes Total (24 euros al mes, incluido en una tarifa miMovistar).

La NBA se distribuye entre Prime Video, que ofrecerá 87 partidos de la temporada regular y los playoffs sin costo adicional para los suscriptores de Amazon Prime (4,99 euros al mes), y el League Pass, que permite ver toda la competición por 109,99 euros al año con anuncios o 139,99 sin ellos.

Por lo tanto, un aficionado que quiera seguir la ACB, Euroliga y NBA debe combinar DAZN + Movistar + Prime Video/League Pass, con un gasto mensual cercano a los 40 euros, además del costo anual del pase completo de la NBA.

El tenis también ilustra claramente la fragmentación. Movistar Plus+ proporciona la cobertura más amplia -Grand Slams, Masters 1000, Copa Davis y ATP Finals- desde 9,99 euros al mes en su modalidad básica, aunque acceder al paquete Deportes Total implica un costo de 24 euros al mes (dentro de tarifas convergentes que rondan los 90 euros).

Otros torneos están repartidos entre DAZN (desde 19,99 euros al mes), Eurosport Player (39,99 euros al año para ver Grand Slams como Roland Garros o el US Open), y Tennis TV, la plataforma oficial del circuito ATP, con precios que van de 16,99 euros al mes a 109,99 euros al año. El circuito femenino (WTA) tiene su propio canal, Tennis Channel, que recientemente llegó a España.

En definitiva, para seguir tanto el circuito masculino como el femenino y los grandes torneos internacionales, se necesita contratar al menos dos o tres servicios diferentes, lo que aumenta significativamente la factura.

Los tres récords que Carlos Alcaraz ha conseguido lograr antes que Rafa Nadal.

El automovilismo también tiene su espacio en la televisión de pago. DAZN mantiene los derechos exclusivos tanto de la Fórmula 1 como de MotoGP en España. Para acceder, la suscripción cuesta desde 19,99 euros al mes (con un año de permanencia) o 29,99 euros al mes si se opta por la modalidad sin permanencia.

Esto significa que un aficionado al automovilismo debe sumar al menos 240 euros anuales a su presupuesto si elige el plan con permanencia, o hasta 360 euros si prefiere no comprometerse durante toda la temporada.

Al sumar los costos del fútbol, baloncesto y tenis, la cifra se dispara. Un aficionado que desee verlo todo tendría que pagar:

  • Entre 81 y 115 euros al mes por el fútbol
  • Alrededor de 40 euros más por el baloncesto
  • De 10 a 30 euros adicionales por el tenis
  • Y al menos 20 euros más por el automovilismo

La suma final supera fácilmente los 170 euros mensuales, más de 2.000 euros al año.

La fragmentación de los derechos audiovisuales y el aumento de precios han convertido al deporte en España en algo difícilmente accesible para muchos. A diferencia de otros países donde las competiciones se concentran en una o dos plataformas, en España los aficionados deben perseguir cada competición en un operador distinto.

El resultado es evidente -y costoso-: el deporte ya no es para el pueblo, solo está al alcance de quienes pueden pagar múltiples suscripciones. En un contexto de salarios estancados y costos de vida en aumento, esto no representa a la mayoría de la población española.