La reciente ceremonia del Balón de Oro generó repercusiones más allá de un simple reconocimiento internacional, especialmente en el entorno de Lamine Yamal. El evento estuvo marcado por el descontento de su padre, Mounir Nasraoui, quien no dudó en expresar su malestar ante los medios tras la victoria de Ousmane Dembélé. Al concluir la gala, Nasraoui se acercó a la prensa española y, visiblemente frustrado, declaró: “El próximo año es nuestro”, refiriéndose a las aspiraciones de su hijo para la próxima edición.
La molestia de Nasraoui se intensificó con el tiempo y encontró un mayor desahogo a través de una videollamada con El Chiringuito. En esa conversación, el padre del jugador enfatizó la magnitud de su enojo y cuestionó firmemente el resultado de la elección. Manifestó: “Creo que es el mayor… no voy a decir robo, sino daño moral a un ser humano”, refiriéndose al impacto personal que representó para Lamine Yamal no haber recibido el máximo galardón individual del fútbol. Durante la llamada, Nasraoui profundizó en los motivos que, según su criterio, justificaban el premio para su hijo, afirmando: “Creo que Lamine Yamal es el mejor jugador del mundo con mucha diferencia. No porque sea mi hijo, sino porque realmente es el mejor jugador del mundo, no hay competidores.”
El padre del futbolista dejó en claro que la decisión le resultó muy extraña y afirmó ante las cámaras: “Lamine es Lamine Yamal, tiene que quedar claro que aquí ha pasado algo muy raro.” Reiteró la promesa inicial realizada a los periodistas tras la gala: “El año que viene el Balón de Oro será español”, resaltando su confianza en la proyección y el futuro de su hijo.
La ceremonia no solo generó debates acerca del veredicto final, sino que también resaltó logros individuales que establecen nuevos hitos en el fútbol. A sus 18 años, 2 meses y 9 días, Lamine Yamal accedió al podio del Balón de Oro, una hazaña que rara vez se ha visto en la historia reciente de este premio. Su actuación en la gala le valió su segundo Trofeo Kopa, galardón que reconoce al mejor futbolista sub-21 a nivel global. Este doble reconocimiento fue destacado por la prensa deportiva, que subrayó la consolidación del delantero como una de las principales promesas del FC Barcelona y de la selección española.
Las estadísticas de la gala mostraron un podio encabezado por Ousmane Dembélé, quien se llevó el Balón de Oro gracias a su destacada temporada con el Paris Saint-Germain (PSG), que culminó con el club francés como campeón de Europa. En tercer lugar se ubicó el portugués Vitinha, compañero de Dembélé en el PSG; el cuarto puesto fue para Salah y el quinto lo ocupó el brasileño Raphinha, también presente en el fútbol europeo.
Desde una perspectiva histórica, el brasileño Ronaldo Nazario se mantiene como el ganador más joven del Balón de Oro, al lograrlo a los 21 años en 1997. A él le siguen figuras como Michael Owen y Leo Messi, cuya llegada a la élite también cambió los registros de edad. La aparición de Lamine Yamal en el grupo selecto de los jugadores más jóvenes en alcanzar el podio crea nuevas expectativas sobre su futuro y su potencial para superar marcas en las próximas temporadas.
Lamine Yamal no ha logrado el reconocimiento a mejor jugador del año, pero ha estado muy cerca con un segundo puesto. Una posición que evidencia su calidad y el ascendente camino del joven jugador azulgrana, quien se perfila para ser uno de los mejores del mundo.