Ousmane Dembélé se le piantaron las lágrimas en la gala del Balón de Oro al recordar a su amigo de la infancia Moustapha Diatta

El delantero del PSG no pudo ocultar sus lágrimas luego de recibir el trofeo como el mejor jugador del mundo y recordó en su discurso a Moustapha Diatta
La emoción de Ousmane Dembélé y su amigo Moustapha Diatta

“Por último, quiero dar las gracias a mi familia, a mi madre…”. Ousmane Dembélé inició la parte final de su discurso en el centro del escenario del Théatre du Chatelet de París con la voz entrecortada. Desde las butacas del coqueto teatro francés, su círculo íntimo lo observaba atento: acababa de ser elegido como el mejor futbolista del mundo en la gala del Balón de Oro.

“Siempre han estado ahí para mí, que me han apoyado en los momentos difíciles, y también a mi agente (Moussa Sissoko), que siempre ha creído en mí. Él dijo que algún día ganaría el Balón de Oro, siempre me ha ayudado, siempre ha creído en mí, siempre me ha motivado. También está mi mejor amigo. Él y yo siempre estaremos juntos”. Tras esas palabras, el delantero del PSG no pudo contener la emoción y rompió en llanto. La transmisión mostró entonces a un hombre con lágrimas en las mejillas. ¿Quién era? Moustapha Diatta, su amigo de toda la vida, confidente y pilar incondicional en el camino de Dembélé hacia la élite del fútbol mundial.

La historia de Dembélé y Diatta comenzó en los bloques de viviendas sociales de Évreux, en Normandía, adonde la madre de Ousmane se mudó cuando él tenía seis años. Moustapha, un año menor, vivía tres pisos más abajo. Desde entonces compartieron la escuela, el club y las tardes jugando en la calle: el fútbol se volvió su refugio y motor de superación en un entorno difícil. “Con Ousmane, encontré un hermano”, recordó Diatta en un reportaje que publicó el diario Le Parisien tras el logro del jugador premiado por la revista France Football.

En ese reportaje, Diatta rememoró cómo se ayudaban con los estudios y en el deporte, y hasta compartían el último euro para comprarse un kebab, repartiendo la carne y las papas según sus gustos. La madre de Dembélé trabajó para mantenerlo alejado de las malas influencias del barrio y para alimentar su pasión por el fútbol.

La adolescencia marcó la primera gran separación. En 2010, Dembélé dejó Évreux para incorporarse al centro de formación del Stade Rennais. A pesar de la distancia, nunca perdieron el contacto. En uno de los recuerdos que contó Diatta, su amigo se sorprendió al conocer los privilegios del fútbol profesional: “Mouss, no me lo vas a creer, aquí toda la ropa es gratis”. Mientras Dembélé se adaptaba y sufría la frustración de no ser promovido al primer equipo, Diatta siguió siendo su principal sostén emocional, celebrando cada paso y alentándolo en los momentos de incertidumbre. La determinación de Dembélé, definida por su amigo como la de “un toro”, lo impulsó a aguardar su oportunidad y a superar los obstáculos.

El salto a la Ligue 1 marcó un antes y un después. Tras un pase frustrado al Salzburgo, Dembélé debutó con el Rennes y rápidamente se consolidó como una de las grandes promesas del fútbol francés. En 2016, su carrera dio un giro internacional al fichar por el Borussia Dortmund. Ese paso permitió el reencuentro de los dos amigos: Diatta también se mudó a Alemania para jugar en la reserva del club. En Dortmund compartieron vivienda y rutinas, y establecieron reuniones familiares semanales para fijar objetivos y evaluar su progreso.

Hasta que, en agosto de 2017, el sueño de Ousmane se hizo realidad cuando el Barcelona lo contrató como reemplazo de Neymar. La presión mediática y las altas expectativas fueron enormes, y las lesiones empezaron a complicarle la carrera. Durante sus seis años en el club catalán, Dembélé compartió vestuario con Lionel Messi, ganó tres Ligas y se coronó campeón del mundo en 2018. Sin embargo, los problemas físicos y las críticas pusieron a prueba su fortaleza. En ese contexto, Diatta tomó la decisión de dejar su propia carrera futbolística para estar a su lado. “En el momento en que más me necesita, tenía que estar a su lado”, dijo en el reportaje de Le Parisien, y subrayó que ayudarlo fue una reacción natural hacia un amigo que considera familia.

Dembélé y Diatta en su

La etapa en Barcelona también trajo cambios personales para Dembélé, quien conoció a su esposa y se convirtió en padre. Al final del verano europeo de 2023, el jugador, hábil para manejar ambos perfiles con naturalidad, decidió comenzar una nueva etapa en el Paris Saint Germain, atraído por el desafío de entregar la primera Champions League al club parisino y por el deseo de estar más cerca de su familia. La influencia del presidente Nasser al-Khelaïfi y del entrenador Luis Enrique fue clave en su decisión. Adaptarse a París no fue sencillo, pero la presencia de Diatta y el entorno familiar facilitaron la transición.

La apuesta por el PSG resultó acertada. Dembélé firmó una temporada histórica con 35 goles y 14 asistencias, y el 31 de mayo de 2025 se consagró al ganar la Champions League. Su forma de vivir el triunfo refleja su carácter: “No creo que se levante todas las mañanas diciéndose: Soy campeón de Europa. Con él, es más bien: la Champions, está hecha, marcas una casilla. Eres feliz pero pasas a otra cosa”, relató Diatta. El delantero celebró sus éxitos con apuestas entre amigos y mantuvo la humildad a pesar de la magnitud de sus logros.

El reconocimiento llegó con el Balón de Oro, un momento cargado de emoción en el que Dembélé evocó públicamente a su amigo de siempre. Diatta eligió dejar el fútbol y encaminarse hacia diversos proyectos profesionales y su formación como actor. Carismático, quienes lo conocen destacan su naturalidad y su energía positiva. Quizá por eso Dembélé, tras recibir el mayor premio individual de su carrera hasta ahora, lo mencionó entre lágrimas como forma de agradecerle el apoyo desde que eran dos niños con sueños por cumplir.

Dembélé y Diatta son amigos