Los fines de semana de sprint han marcado una importante transformación en el formato de la Fórmula 1 en los últimos años. A pesar de haber sido introducidos hace cuatro temporadas, sigue siendo complejo determinar si realmente aportan un valor adicional. Tal vez caigan en esa categoría de experimentos que generan opiniones polarizadas: algunos los adoran, mientras que otros los critican.
Este tema fue abordado por el Director General de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, quien busca nuevas estrategias para aumentar el atractivo del deporte y acercarlo a las generaciones más jóvenes. En particular, propuso tres elementos: carreras más cortas, un mayor número de carreras al sprint y la idea de implementar parrillas invertidas, con el objetivo de energizar competiciones que, de otro modo, podrían estar predestinadas a ciertos resultados.
La primera propuesta refleja la opinión de Liberty Media, que sostiene que las nuevas generaciones pueden encontrar aburridas las carreras que duran hora y media o más. Acompañan esta opinión cifras notables, aunque por ahora la idea permanece en un segundo plano, en parte porque no ha sido bien recibida por pilotos y equipos.

Lance Stroll, Aston Martin Racing, Fernando Alonso, Aston Martin Racing, Gabriel Bortoleto, Sauber
Foto de: Andy Hone/ LAT Images vía Getty Images
“Personalmente, cuando veo un partido de fútbol no me concentro en cada instante: a veces me voy a la cocina, regreso, siempre hay momentos de distracción. Pero nadie plantea acortar los partidos a 60 minutos o algo así. Así que el problema radica en la sociedad y en los jóvenes, no en el deporte”, opinó Fernando Alonso al abordar la cuestión.
Muchos en el paddock argumentan que la distancia de 300 km forma parte del ADN de la Fórmula 1, un aspecto intocable que garantiza al menos un margen de variación estratégica durante la carrera. De ahí surge la conexión con la idea de reducir la duración de las carreras en favor de un mayor número de sprints: un equilibrio delicado que toca el corazón mismo de dónde y cómo comienza la acción.
La cuestión subyacente es que las carreras de menor duración no aseguran necesariamente más acción en la pista. Pueden disminuir los tiempos muertos, pero no garantizan más duelos. La verdadera inquietud, en realidad, radica en la naturaleza del espectáculo en la Fórmula 1 actual. Con monoplazas cada vez más complejos y difíciles de adelantar, el manejo de los neumáticos se vuelve crucial para definir la intensidad y variedad de las competencias.

Foto de: Steven Tee / Motorsport Images
En esta Fórmula 1, las oportunidades de adelantamiento dependen en gran medida de la gestión de los neumáticos: ahí se encuentran esas décimas clave para intentar el ataque. No es casual que los equipos opten cada vez más por conservar los neumáticos y evitar una parada en boxes, conscientes de que, en muchas ocasiones, no hay margen para recuperar el tiempo perdido mediante paradas adicionales. Y esto es lógico, ya que si los coches están parejos en rendimiento, es necesario hallar un elemento diferenciador.
El desafío radica en que, cuanto más breve es una carrera, menor es el peso del factor estratégico, lo que obliga a buscar otras vías para dar dinamismo a las competencias. Y, aunque parezca sorprendente, si los neumáticos permiten mantener el máximo esfuerzo durante todo el tiempo, se dificulta aún más la realización de adelantamientos. Encontrar un equilibrio no es sencillo y, en los sprints, es aún más complicado, ya que se debe crear un microcosmos que genere diferencias sin recurrir a la estrategia.
La F1 está considerando ampliar el número de sprints en el calendario, buscando que alcancen cifras de dos dígitos en 2027. Este proyecto ha generado divisiones en el paddock, enfrentando a pilotos y equipos. Una de las voces más firmes en contra es la de Max Verstappen, quien no oculta su opinión: para él, ganar un sprint carece de satisfacción, ya que se trata de una carrera sin valor, ni siquiera estadístico.
Hay pilotos que valoran el formato porque reduce el número de sesiones de entrenamientos libres. Esto se alinea perfectamente con la visión de Liberty Media, que busca hacer atractivo el fin de semana desde el viernes y vender más entradas. “Los fines de semana de sprint son muy emocionantes. Para un piloto es un reto, porque pasas directamente de los entrenamientos libres a la calificación y la dificultad está en comprender hasta dónde puedes llegar y cuáles son tus límites. No me importaría tener más en el futuro”, destacó Andrea Kimi Antonelli.

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Incluso el líder del mundial, Oscar Piastri, mencionó que “agregar más sprints no es necesariamente una mala idea”. Sin embargo, no todos comparten esta opinión. Esteban Ocon, por su parte, abordó la cuestión casi desde una perspectiva filosófica. “Hoy vivimos en un mundo de consumo donde deseamos más y más, queremos más carreras. Cuando vemos ‘Miércoles’ en Netflix, no queremos esperar diez días para ver la segunda parte de la temporada. Pero, una vez que finaliza, rápidamente la olvidamos y seguimos adelante.”
“Esto se debe a que tenemos mucho contenido por explorar. Lo mismo ocurre en los deportes y en otros ámbitos: hay muchas opciones, mucho entretenimiento. Pero recuerdo que, cuando era joven, aguardaba con ansias la próxima carrera: la espera era larga y el domingo del GP era lo mejor de la semana”, reflexionó el piloto de Haas, también señalando que, actualmente, el calendario de 24 carreras resulta excesivamente saturado.
“Ahora competimos casi todas las semanas y con el sprint adicional. Sí, hay más contenido, más público porque también corramos los sábados, pero considero que es demasiado. No tengo inconveniente en competir más, siempre estaría contento de hacerlo, pero prefiero esperar con ansias el GP y disfrutar del espectáculo.”
Ocon destacó un punto crucial: la sobrecarga de contenido podría resultar contraproducente. Esto no solo se relaciona con el aumento de Grandes Premios, sino también con la estructura de cada fin de semana. La decisión de dividir el evento en dos fases, reabriendo el Parc Fermé, trajo un elemento de variabilidad. Sin embargo, con la clasificación llevándose a cabo apenas unas horas después, el sprint rápidamente cae en el olvido, dentro de un contexto que brinda más contenido, pero no necesariamente mayor valor.

Esteban Ocon, Haas F1 Team, Franco Colapinto, Alpine
Fotografía de: Zak Mauger / LAT Images vía Getty Images
Los fines de semana de sprint están inmersos en un debate más amplio sobre cómo revitalizar los Grandes Premios. Liberty Media ha manifestado su interés en reintroducir la hipótesis de la parrilla invertida, una idea controvertida que podría alterar el orden de salida. No es un tema nuevo, ya discutido y desestimado en el pasado, que vuelve a relucir en la actualidad.
“Es una mala idea. Desde una perspectiva deportiva y competitiva, lo último que queremos es que los resultados relevantes se definan a través de carreras con parrilla invertida. Esto funciona en F2 y F3, donde los pilotos deben demostrar que merecen estar en la F1 y puede ser una forma de destacar”, opinó Piastri al respecto.
El paddock parece estar de acuerdo en este aspecto, más que en el de las carreras al sprint: “Creo que es artificial. La Fórmula 1 debe seguir siendo la competición más pura, aquella que disfrutábamos de niños. El más rápido y el equipo más fuerte deben ser los que ganen. La parrilla invertida es solo un espectáculo, pero artificial”.
Justamente ahí radica la esencia de la controversia: la artificialidad. Leclerc subrayó que esto no forma parte del “ADN” del campeonato, ya que premiaría a quienes ocupan los últimos lugares al otorgarles la pole. Liberty Media parece decidida a revolucionar el formato del fin de semana, pero por el momento, el paddock se opone a que la hipótesis de las parrillas invertidas se convierta en un ejercicio práctico. Es natural que la F1 evolucione, como lo ha hecho durante 75 años, pero debe continuar siendo una evolución y no una revolución.