La noticia sobre el delicado estado de salud de Miguel Ángel Russo impactó de inmediato en el Mundo Boca. No solo por su relevancia en la historia reciente del club, sino también por el aprecio y respeto que genera en todo el fútbol argentino. En Boca Predio, la vuelta al trabajo tras el primer parte médico provocó una mezcla de emociones profundas y contradictorias.
El parte médico que Boca emitió el lunes por la noche confirmó lo que ya se sabía, pero que nadie quería aceptar. “La internación domiciliaria con pronóstico reservado” fueron las duras palabras que resonaron entre los futbolistas. A pesar de haber disputado dos partidos sin Miguel en el banco, la esperanza de su regreso continuaba latente en el entorno xeneize.
Russo estuvo por última vez en el predio hace dos semanas, cuando se produjo aquel abrazo con Riquelme, que se viralizó en las redes sociales del club, días después del empate 2-2 ante Central Córdoba, en el que estuvo presente en el banco de la Bombonera. Luego, el DT no volvió a participar en los entrenamientos ni en los encuentros frente a Defensa y Newell’s.
Su cuerpo técnico, liderado por Úbeda y Juvenal Rodríguez, se mantiene muy cerca de Russo, en constante comunicación con él y su familia. El lunes lo visitaron en su hogar y mantienen un diálogo permanente. “Durante toda la semana hemos estado en contacto con Miguel, hemos estado en su casa y él está al tanto de todo lo que estamos haciendo. Aunque no esté físicamente en el entrenamiento, sigue informado sobre las decisiones que tomamos”, comentó el Sifón tras la goleada sobre Newell’s.
Aunque también insinuó que Russo “seguramente haya visto el partido por televisión”, lo que representa una clara señal de que ni en el momento más crucial de la semana (el del partido en juego), podía contar con la atención y la mano del entrenador para aportar a su grupo de trabajo experiencia y su voz de mando.
Boca Juniors –
El complejo panorama de la salud de Russo que tiene en vilo a todo el mundo futbolístico
El DT de Boca permanece en su hogar atravesando una situación crítica.
Esa tarde, mientras la afición disfrutaba de la fiesta habitual en las tribunas, quienes estaban cerca de los protagonistas ya empezaban a notar que algo no andaba bien. Las caras largas al bajar del micro e incluso las dedicatorias de Úbeda y Leandro Paredes tras el partido dejaban entrever señales claras de un panorama complejo.
Ya durante la noche, algunos rumores alertaron -con falsas alarmas- sobre un escenario difícil de asimilar, al tiempo que la confirmación que desde el club brindaron a Olé el lunes por la mañana, sobre que el DT estaba “delicado” y en su casa a pedido expreso suyo, fue el anticipo del parte que terminó de convencer a quienes pudieran resistirse a la dura realidad.
Y, lógicamente, los ánimos no son los mejores ahora que hay información oficial más precisa. Con un partido de Reserva programado para este miércoles a las 19 ante Belgrano y un duelo clave del Torneo Clausura el sábado frente a Barracas Central como visitantes. De hecho, hay quienes opinan que en esta delicada situación ni siquiera deberían disputarse.
Angustia, tristeza, impotencia y esperanza, todos sentimientos en medio de un clima cargado de más silencios de lo habitual. Quienes conocen a Russo hablan de su fortaleza y de esa entereza que siempre lo ha caracterizado, incluso en los momentos más desafiantes. Esa imagen es la que muchos eligen aferrarse hoy, a la espera de alguna buena noticia.
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