El tenista monegasco Valentin Vacherot, que hasta hace poco ocupaba el puesto número 204 en el ranking ATP, fue el protagonista de una de las grandes sorpresas del año al coronarse campeón del Masters 1000 de Shanghái tras vencer en la final a su primo, Arthur Rinderknech, con un marcador de 4-6, 6-3 y 6-3.
Este triunfo no solo es significativo por ser su primer título ATP, sino que también convierte a Vacherot en el jugador con el peor ranking (204) en ganar un torneo Masters 1000 desde que se implementó este formato. “Cuando llegué aquí, ni siquiera se suponía que jugaría el torneo”, recordó el jugador en una conferencia de prensa.
El hecho de que la final fuera un enfrentamiento familiar le añade un elemento especial, ya que jugar contra su primo no fue solo una casualidad, sino un momento muy significativo en su carrera. Desde que comenzó el torneo, Vacherot tuvo que avanzar desde la fase previa como “qualifier” y, tras eliminar a figuras de renombre como Rune o Novak Djokovic en semifinales, llegó a la final contra su familiar.
Antes del torneo de Shanghái, Vacherot había acumulado aproximadamente 594.000 dólares en premios a lo largo de su carrera. Solo por su victoria en China, se llevó la impresionante suma de 1.124.380 dólares. Esto significa que ese trofeo le otorgó más dinero que lo que había ganado en toda su carrera hasta ese momento, sumando ahora más de 1,7 millones de dólares en total.
En términos de ranking, su ascenso fue vertiginoso; tras el título, subirá al puesto número 40 del mundo, su mejor posición hasta la fecha. Este cambio económico y de prestigio refuerza la magnitud épica de su triunfo, ya que no solo venció a oponentes destacados, sino que también transformó su situación en el torneo.
Una interpretación adecuada de este logro implica entender la realidad de esos tenistas que no llegan a los puestos más altos del ranking ni suelen estar en las finales de los torneos más importantes, pero que, al igual que los demás, invierten grandes cantidades en su formación. El extenista Dominic Thiem advirtió recientemente que, entre los 13 y los 18 años, los costos anuales para mantener el nivel competitivo (viajes, entrenadores, alojamiento, fisioterapia) pueden oscilar entre 80.000 y 100.000 euros por año.
Sumando todos esos años, la inversión acumulada podría alcanzar cifras cercanas al millón de euros, incluso antes de que el joven jugador comience a ganar premios significativos. Para tenistas como Vacherot, esa barrera era real hasta su reciente victoria, que hace que todos los gastos anteriores queden justificados y cubiertos en gran medida.
En contraste, un caso relevante para comparar es el de Carlos Alcaraz. El murciano ya se asegura este año un millón extra en bonus, gracias a ser el jugador que más puntos ha conseguido esta temporada en torneos ATP 500. Además, lidera la tabla de puntos en eventos de Masters 1000 con 1.650 puntos de ventaja sobre su posible perseguidor, Lorenzo Musetti. Por ello, también busca otro bonus de 4,5 millones de dólares, de los cuales se le restaría un 25% por sus ausencias en algunos torneos. Todo esto se sumaría a los otros premios obtenidos este año, en el que ha conquistado 8 títulos, acumulando un total de 16.048.017 dólares.
La victoria de Vacherot no solo es una hazaña tenística con una historia familiar y deportiva, sino que también representa una revolución económica personal que eclipsa sus logros anteriores, y que debe verse frente a los enormes costos que implica formarse como jugador y a los significativos bonus que reciben los tenistas de élite como Alcaraz.