La tenista de Castellón, Sara Sorribes, ha confirmado su regreso a la competencia profesional tras un parón que comenzó en abril, que ella misma describe como un período necesario para cuidar su salud mental y recuperar la motivación para jugar. En declaraciones recientes, Sorribes afirma que la pausa le permitió reencontrarse y que ahora regresa con “otra mirada”, impulsada por el gusto de jugar más que por la presión del circuito.
Según comunicados y entrevistas divulgados el 3 de noviembre en varios medios nacionales como El Mundo, la jugadora tomó la difícil decisión de alejarse temporalmente del tenis porque “lo estaba sufriendo más que disfrutándolo”; en abril, anunció que necesitaba detenerse y descansar.
Durante estos meses, se alejó de la competencia para priorizar su salud emocional, pasar tiempo con su familia y dedicarse a actividades que la ayudaron a reconectar consigo misma, como el yoga y aprender a tocar el piano. Esa desconexión le permitió, en sus propias palabras, “valorarse más allá de la exigencia del circuito” y solicitar la ayuda que necesitaba.
La vuelta no será inmediata ni fácil; Sorribes explica que septiembre fue “un punto de inflexión” al empezar a sentirse bien físicamente y entrenar sin presión. Desde entonces, recuperó la confianza y la fuerza mental, tomando la decisión de volver a competir pocas semanas después de anunciar su regreso. Su retorno está programado para el 17 de noviembre.
La razón principal del parón fue una crisis de salud mental provocada por la acumulación de presión, molestias físicas y una perdida del disfrute en su actividad profesional. No se trata de un retiro por una lesión específica, aunque estas también fueron factor, sino de un desgaste emocional que la jugadora decidió abordar al alejarse del circuito para recuperar su bienestar integral. En su relato, destaca la importancia de “ser más amable conmigo misma” y de normalizar el pedir ayuda cuando es necesario.
En esos meses “muy especiales” de introspección, la sensación inicial fue de agotamiento y falta de ilusión, seguida de una lenta reconstrucción basada en prácticas saludables y el apoyo cercano. Sorribes mencionó que parar “ha sido de las mejores decisiones de mi vida”, y que al regresar lo hará desde una perspectiva menos exigente, disfrutando del juego y con la intención de seguir creciendo tanto dentro como fuera de la pista. Esa nueva visión es lo que motiva su regreso, no como una obligación, sino como una elección consciente.

Por otro lado, la recuperación física ha permitido que su cuerpo responda mejor al entrenamiento; comenzar a prepararse en septiembre sin la presión de competir le devolvió la confianza necesaria para regresar a los torneos. “Fue precioso”, comentó sobre su reencuentro con la pista, destacando también el papel fundamental de su equipo, familia y patrocinadores en facilitar ese proceso.
Sorribes vuelve con la experiencia adquirida a lo largo de varios años en el circuito y con logros que la respaldan. Entre sus victorias individuales cuenta con dos títulos WTA (Guadalajara 2021 y Cleveland 2023) y un exitoso desempeño en dobles que incluye trofeos importantes y una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024 junto a Cristina Bucsa. Aunque su ranking ha disminuido por la inactividad, se espera que su juego sólido desde el fondo y su actitud competitiva le permitan recuperar sensaciones en torneos selectivos y sin apuro.
El regreso de Sara Sorribes va más allá de lo estrictamente deportivo, ya que su caso aporta al debate sobre la salud mental en el deporte profesional y la normalización de las pausas como herramienta legítima de cuidado. La española vuelve con el objetivo declarado de disfrutar, lo cual podría ser suficiente para que su carrera entre en una nueva etapa más sostenible y equilibrada.




