Es fana de Lanús desde 1951, recorrió toda Sudamérica para alentar y va a la final contra Atlético Mineiro

Su rostro ha viajado por el mundo gracias a Lanús, tanto literal como metafóricamente. Isidoro David Krulewietki es hincha del Granate desde 1951. Experimentó la cancha de tablones, disfrutó de los Globetrotters y mantiene una asistencia perfecta en La Fortaleza, donde su butaca 54 de la fila 14 lo espera cada fin de semana. Su pasión por el club lo llevó a pasar por migraciones en más de una ocasión. A sus 85 años, soportó la represión policial en el Maracaná frente a Fluminense y, el 16 de octubre, antes de vencer a la U de Chile en las semifinales de la Copa Sudamericana, compró un pasaje a Asunción convencido de que los dirigidos por Mauricio Pellegrino llegarían a la final del torneo. Por lo tanto, cruzará nuevamente la frontera en busca de la consagración.

Aunque su padre era simpatizante de la institución, el equipo del que le hablaban en su hogar logró conquistar su corazón cuando asistió a su primer partido. “Ese día jugó contra River. Vine solo y me asusté al ver la cancha tan llena. Lo sigo desde entonces“, confiesa en diálogo con .

Como dice el refrán, un tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión o de Dios, pero nunca de pasión. Así, tras graduarse como médico, extendió su legado a otras dos generaciones. “Primero se lo transmití a Sergio, Georgina, Diego y Darío, que son mis cuatro hijos. Y después a mis nietos“, asegura.

El paso del tiempo ha reducido su movilidad, pero nada le impide acompañar al plantel en cada ocasión. “Fui a Brasil, Colombia y a muchos otros lugares. No me puedo mover con la misma independencia de antes, pero me gusta ir. De hecho, en uno de los viajes nació una de mis cábalas que aún conservo. Siempre uso una chomba que plancho yo en los hoteles. Se convirtió en una tradición”, revela entre risas.

Una de sus tantas travesías lo llevó a Río de Janeiro, donde la parcialidad visitante sufrió una feroz golpiza por parte de las fuerzas de seguridad. “Me cuidaron las mujeres. Vi escenas lamentables“, recuerda. No obstante, tras el horror, protagonizó un video que se volvió viral: en él se lo puede ver junto a uno de sus hijos celebrando el pase a la semifinal. “Fue emocionante. Lanús me produce algo inexplicable“, sostiene.