Se trata de una final anticipada. Una nueva edición del clásico del morbo. Racing y River, tal como ocurrió recientemente en la Copa Argentina, se enfrentarán nuevamente en un partido a todo o nada, donde solo uno podrá continuar en la lucha por el título del Clausura y por la clasificación a la fase de grupos de la próxima Copa Libertadores. La importancia del encuentro en el Cilindro de Avellaneda es inmensa, por lo que sorprende que se juegue el lunes 23 de noviembre, a las 19:30. Sin embargo, al analizar los motivos detrás de esta decisión, parece lógico.
En primer lugar, respecto a la posibilidad de que los aficionados de la Academia asistan al estadio (si la APREVIDE levanta la sanción), ese día será feriado en Argentina, lo que permitiría una buena afluencia de público.
Por otro lado, dado que la otra llave entre Tigre y Lanús se disputará el miércoles, programar el partido 48 horas antes minimiza la diferencia en cuanto al descanso de los equipos, pensando en los cuartos de final. Así, se decidió que Boca – Talleres jueguen el domingo, teniendo en cuenta también la imposibilidad de fijar el choque en el Presidente Perón el mismo día, debido a la proximidad con la Bombonera.
