Fue una anécdota casual, ocurrida en el contexto inesperado de la charla que impartió en la última estación del Summit, donde convergen el fútbol, la industria del deporte y el entretenimiento, la innovación y la tecnología aplicada, aportando sus valiosas contribuciones en la tradicional cita anual en La Usina del Arte.
Carlos Bianchi recordó que, en un hotel, un jugador de su equipo -cuya identidad prefirió resguardar- negó un autógrafo a un aficionado. “Acababa de salir campeón del mundo y no le quiso firmar a un hincha”.
Lo relataba con una pizca de tristeza; él no intervino en la decisión personal de uno de sus jugadores, pero no podía ocultar una cierta perplejidad. “A mí, cuando me piden un autógrafo, lo veo como una muestra de afecto”.
Y por si quedaba alguna duda, tras sus respuestas llenas de buen humor, amplios temas, historias, reflexiones, lo invitamos a que cerrara él mismo la edición 2025 de este encuentro.
Lo hizo agradeciendo a la audiencia por su asistencia y deseándoles que hubieran disfrutado de estas dos jornadas con el diario que él sigue leyendo todos los días “en formato papel”, y allí se entregó, sonriente, generoso y pleno, a un público entusiasta.
En un momento, le cantaron, convirtiendo las butacas del auditorio en una tribuna, el recordado “…Que de la mano / de Carlos Bianchi / todos la vuelta vamos a dar”. Ya había hechizado a todos, incluidos asistentes principalmente jóvenes, que nunca lo vieron jugar en sus tiempos de romperredes y eran muy chicos cuando no dejó copa sin ganar.
Si no lo hubiésemos llevado de regreso a su familia, que lo acompañó desde la primera fila, todavía estaría firmando camisetas y sacándose selfies con la gente.
Y si faltaba algo para culminar un cierre brillante del Summit, ahí lo tuvimos, de la mano de Carlos Bianchi.
Firmó camisetas de Boca y de Vélez (Foto: Carlos Roberto Bairo).
Momento en que Bianchi clausura el Ole Summit 2025 (Foto: Carlos Roberto Bairo).
