David Nalbandian: de un día de pesca a conquistar a Roger Federer en la épica final del Masters, 20 años después

Se cumplen 20 años de una hazaña extraordinaria e inesperada, una historia que inicia y concluye con el mismo rival: Roger Federer, a quien David Nalbandian, el protagonista, ya había enfrentado desde su etapa de juniors.

El suizo, sin preverlo, sería la víctima del cordobés en la rápida cancha de la Tennis Masters Cup en Shanghai, el torneo que agrupa a los ocho mejores jugadores y que actualmente se conoce como ATP Finals. El desenlace es bien recordado: el Rey David se convirtió en el primer tenista argentino en ganar el torneo de Maestros, solo superado en este logro por Guillermo Vilas, quien lo había hecho en 1974. Hasta hoy, es el último tenista no europeo en conseguirlo.

Como en las mejores películas, la historia merece un flashback. Aquel noviembre de 2005, Nalbandian, sin posibilidades de clasificar, había decidido iniciar unas vacaciones con sus amigos. Tenía todo listo para ir a pescar. Sus actuaciones erráticas y algunas lesiones lo habían relegado fuera del Top Ten por primera vez en mucho tiempo. La temporada parecía terminada para David.

“Sabía que había bajas entre los clasificados a esa edición, pero China estaba muy lejos. No tenía pensado ir,” comentó más tarde el oriundo de Unquillo, que se había negado a viajar como alternativo.

En el puesto 12° del ranking ATP, “no pensaba en jugar más torneos,” admitió. Sin embargo, cuando ya pensaba más en la caña que en la raqueta, David recibió una llamada inesperada.

El ruso Marat Safin se había retirado del torneo. Luego lo hizo el australiano Lleyton Hewitt, y poco antes del comienzo, el estadounidense Andy Roddick anunció que una lesión lumbar le impediría participar. Al otro lado de la línea, Nalbandian repitió: “Como suplente no voy”. La respuesta lo dejó sorprendido: “Vas a jugar: Roddick se bajó.”

La sonrisa de David Nalbandian

David conversó con sus amigos y guardó las cañas de pescar. Preparó un bolso, tomó sus raquetas y comenzó el largo viaje hasta el Qi Zhong Stadium.

Luego, también se retiraron el español Rafael Nadal y el estadounidense Andre Agassi, lo que hizo que esa edición tuviera un récord de ausencias, pero una particularidad: fue el torneo con más representantes argentinos: Guillermo Coria -el único clasificado por ranking-, Gastón Gaudio, el mismo Nalbandian y Mariano Puerta. Cuatro de ocho.

El sorteo colocó a Nalbandian en el Grupo Rojo junto a Federer, Coria y el croata Ivan Ljubicic. En su debut, el cordobés se enfrentó al suizo, quien había ganado el torneo los dos años anteriores en cemento, en Houston, Estados Unidos. Ese contexto y la llegada inesperada de David influyeron en el juego. La lógica se impuso y Federer ganó con parciales de 6-3, 2-6 y 6-4.

Aquel traspié no desalentó a Nalbandian. Era consciente de que su temporada había sido irregular y que competir contra los mejores le serviría como parámetro para el siguiente año. “Por eso, cuando me dijeron que iba a jugar el Masters, lo vi como una oportunidad más, sin presionarme y sin nada que perder.”

El segundo match fue un clásico argentino frente a Coria. Nalbandian consiguió su primer triunfo en el torneo: un ajustado 7-5 y 6-4 que le permitió soltarse y tomar confianza. Después tenía que enfrentarse a Ljubicic para llegar a las semis. David fue una aplanadora: ganó 6-2 y 6-2 y se aseguró un lugar entre los cuatro mejores.

Argentina atravesaba un momento dorado en el tenis. La Legión estaba en pleno auge y aquel Masters fue histórico también porque tuvo a dos argentinos en semifinales: Gaudio salió exitoso del Grupo dorado al vencer a Puerta y al chileno Fernando González.

David Nalbandian, Guillermo Coria y

Nikolay Davydenko, verdugo del Gato en la primera ronda, se convertiría en el rival de David en semis. El Androide, como se le conocía, era uno de los tenistas más temidos de la época. De esos que nadie quería enfrentar.

El primer set fue un concierto de Nalbandian, que lo ganó con facilidad. El segundo, más parejo, se definió a su favor con un quiebre en el duodécimo juego: 6-0 y 7-5.

En la otra semifinal, el N°1 del mundo demostraba su favoritismo al vencer a Gaudio con un contundente 6-0 y 6-0, asegurando su tercer final consecutiva en la Tennis Masters Cup.

Federer había ganado indiscutiblemente las dos ediciones anteriores y acumulaba 14 victorias seguidas, dos contra Nalbandian. El Qi Zhong Stadium estaba lleno. Federer era una leyenda en formación, pero el argentino era un rival con el talento y los antecedentes necesarios para complicarlo.

Era el décimo encuentro entre ambos en la era profesional. David había ganado los cinco primeros y acumulaba otras cinco victorias desde juniors, pero Federer, tras alzar Wimbledon en 2003, comenzó a acortar esa ventaja, llevándose los cuatro siguientes partido.

El inicio del partido fue igualado. Federer aprovechó su experiencia en los momentos cruciales y ganó el set inicial en un tiebreak. Después, un segundo set interminable también se decidió en tiebreak a favor del suizo por 13-11. Nalbandian, aunque estaba 7-6 y 7-6 abajo, sabía que las diferencias eran mínimas. Recordó que, para él, en ese momento no había presiones ni nada que perder.

David notó que su rival mostraba signos de fatiga o algún problema físico. Rápidamente rompió el saque y tomó la delantera, sumando confianza. Así, se llevó el tercer set por 6-2 y acortó la distancia.

El saludo entre David Nalbandian

“Si gano este set (el cuarto), se lo gano”, pensó Nalbandian y así se lo comentó después del partido. El cordobés extendió su dominio: 6-1 y dos sets por lado. Todo se definía en el quinto.

En ese set decisivo, David tomó ventaja nuevamente. A esa altura, el escenario era diferente. Federer lo conocía bien y había sufrido su juego en varias ocasiones. “El problema con Nalbandian era que podía hacerte sentir diminuto porque te superaba completamente desde la línea de base. Tenía una gran capacidad de anticipación, un excelente entendimiento del juego y su juego de transición era formidable,” diría el suizo años más tarde.

Pero Federer no se rindió. Igualó el marcador y el suspenso se intensificó hasta llegar a un desempate. El tiebreak fue para David esta vez: triunfo por 6-7 (4), 6-7 (11), 6-2, 6-1 y 7-6 (3), en cuatro horas y 33 minutos.

Para Nalbandian, representó el título más importante de su carrera. Para el tenis argentino, fue un hito inolvidable, una epopeya que quedó enganchada en el sedal y anzuelo de una caña de pescar.