A nueve años de la tragedia de Chapecoense, el recuerdo de Alan Ruschel: “Se apagaron todas las luces y quedó todo en silencio”

El 28 de noviembre de 2016 quedará grabado para siempre en la historia de Chapecoense, ya que el equipo de Santa Catarina sufrió un trágico accidente aéreo antes de la final de la Copa Sudamericana, en el que perdieron la vida 71 de las 77 personas a bordo. A nueve años del hecho, Alan Ruschel, uno de los sobrevivientes del Verdao y actualmente en Juventude, rememoró el suceso que le cambió la vida.

"Yo me acuerdo de todo hasta el momento del impacto. Recuerdo que el piloto avisó que íbamos a aterrizar, hicimos una vuelta, otra vuelta, y no aterrizábamos. De repente, en una de esas vueltas, se apagaron todas las luces del avión y quedó todo en silencio. Luego vino una turbulencia muy fuerte, sonó la alarma del avión y ahí ya no me acuerdo de más nada", expresó en diálogo con Marca.

Más adelante, en relación al avión, comentó: "Ya habíamos viajado con ese avión en la Sudamericana. No es que sospecháramos que estaba en mal estado, no. Lo que era extraño era toda la burocracia para poder utilizarlo: que no podía aterrizar en Brasil, que teníamos que realizar mil gestiones para contratarlo, pero en ese momento todo era nuevo para el club".

 Alan Ruschel con los colores del Chapecoense. Alan Ruschel con los colores del Chapecoense.

"Era la primera vez que Chapecoense jugaba una copa internacional, en vuelos chárter, con el escudo del club en el avión. Todo era un sueño para nosotros. Nadie pensó jamás que podría ocurrir lo que pasó", continuó.

"Los rescatistas me dijeron que estaba en estado de shock, que pedía que llamaran a mi padre, que entregué mi alianza, pero no recuerdo nada de eso. Me contaron que repetía constantemente que tenía frío, que me dolía la espalda y el brazo. Tenía un palo clavado en el brazo, por eso tengo una cicatriz enorme allí, y además me dolía muchísimo la espalda", recordó.

El despertar luego del accidente y el regreso ante el Barcelona

"Cuando desperté no tenía idea de lo que había pasado. Preguntaba por la gente, por mis compañeros, y nadie me decía nada. Los médicos estaban dispuestos a no contarme lo que había ocurrido de golpe, solo cuando llegara el psicólogo para ayudar a asimilar la noticia. Cuando finalmente me informaron sobre el accidente, me quedé bloqueado, sin poder reaccionar. Fue un shock muy grande", expresó.

"Yo solo quería ver a Neto y Follmann (otros sobrevivientes), abrazarlos, hablar con ellos y agradecer a Dios por estar vivos. Sobre todo con Follmann, que era mi amigo desde la infancia. Fue un momento muy especial porque todavía no me había dado cuenta de lo que había pasado", comentó.

En relación a su recuperación, manifestó: "Mi preparación fue paso a paso. Primero, cuando los médicos me informaron sobre lo sucedido, que quizás no podría volver a caminar, solo pensaba en volver a caminar. Luego, correr. Aprender de nuevo a caer, a moverme. Cuando me di cuenta, ya estaba en el campo, jugando contra el Barsa. Todo pasó muy rápido".

El recuerdo del museo de Conmebol

"Aquí arde la llama que nunca se apaga", se puede leer en grande en la pared de la sección, que luego explica: "Un fuego que honra la memoria de aquellas delegaciones que brillarán siempre en la historia de nuestro fútbol. Esta llama simboliza su legado, su pasión y el amor por este deporte que nos une a todos, más allá de los colores y fronteras. Un recordatorio de que el espíritu del fútbol, como sus nombres, nunca se extingue".

El museo de Conmebol, en Luque.El museo de Conmebol, en Luque.

A la derecha de estas palabras, se encuentran los cuatro trágicos accidentes que acontecieron a lo largo de la historia del fútbol sudamericano: Green Cross en 1961, The Strongest en 1969, Alianza Lima en 1987 y Chapecoense en 2016.

El museo de Conmebol, en Luque.El museo de Conmebol, en Luque.