El pasado 12 de julio, River Plate confirmó la llegada de un refuerzo que generó gran expectativa entre los hinchas: Alex Woiski. El delantero, originario de España y con reciente trayectoria en la selección argentina Sub 20, donde participó en el último Sudamericano de la categoría, firmó su contrato con el club de Núñez hasta diciembre de 2027. La institución lo blindó con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros.
“Estaremos en plena observación para que encuentre un espacio y vaya ganando terreno en base a lo que muestre”, anticipó Marcelo Gallardo al referirse al proceso de adaptación del delantero en River Plate. Esta declaración, realizada tras el debut del joven mallorquín en la Reserva, resume la filosofía del cuerpo técnico: paciencia, seguimiento y una apuesta a largo plazo para un futbolista que comienza a recorrer el exigente camino del fútbol argentino, luego de su paso por Mallorca.
El estreno de Woiski se produjo después de tres semanas de entrenamientos bajo la atenta mirada de Gallardo, quien lo incorporó como refuerzo en este mercado de pases. Fue en un partido de la Reserva, disputado en Villa Domínico contra Independiente, que finalizó sin goles. El desempeño del atacante dejó indicios positivos. Con la camiseta número 11 a la espalda, completó los 90 minutos como titular y se mantuvo activo en el frente de ataque.
Durante la primera mitad, Woiski se situó como segunda punta, aunque su inclinación natural lo llevó a moverse hacia la banda izquierda. Desde allí, alternó entre buscar el desborde y recortarse hacia el centro, una dualidad que se evidenció a los 14 minutos del primer tiempo. En esa jugada, recibió el balón cerca de la mitad del campo, superó a un rival con un toque de zurda y avanzó hasta el fondo, donde asistió a Thiago Acosta para una ocasión que terminó en un remate ligeramente desviado. Esta acción demostró la capacidad del joven para generar peligro y asociarse en ataque. Fue su carta de presentación más destacada.
El rendimiento más destacado de Woiski se concentró en los primeros 45 minutos. El delantero realizó una volea ingresando por el segundo palo que fue bloqueada por un defensor y provocó la tarjeta amarilla de Simón Pintos tras una acción en la mitad del campo. En la segunda parte, también participó en la jugada que llevó a la amonestación de Thiago Benítez. A pesar de su movilidad y protagonismo, no tuvo oportunidades para romper el cero.
El proceso de adaptación de Woiski es comprensible, dado su reciente salida del Mallorca, donde solo había jugado en equipos juveniles. Cabe recordar que había entrenado con el primer equipo, pero debido a la falta de acuerdo para renovar su contrato, no pudo dar el salto en España.
Además, la transición al fútbol argentino conlleva un cambio de ritmo, estilo de juego y entorno, factores que suelen requerir un período de adaptación, incluso para refuerzos con experiencia.
El apellido Woiski tiene historia en el fútbol: el abuelo de Alex también fue futbolista profesional, un legado familiar que el delantero decidió continuar, pero con los colores argentinos. A pesar de haber recibido convocatorias a selecciones juveniles de España, el atacante, hijo de un representante, optó por representar a Argentina a partir de 2024. Su vínculo afectivo con el país se fortaleció gracias a su madre, nacida en Mar del Plata, ciudad que visitó frecuentemente durante sus vacaciones. A la distancia, se convirtió en hincha de River, el club en el que sueña con brillar. Al menos, ya tuvo la oportunidad de lucir formalmente la banda roja en su debut en la Reserva.