El encuentro entre Jannik Sinner y Grigor Dimitrov estuvo lleno de controversias y eventos inesperados. Más allá de la dura retirada del búlgaro por una lesión cuando ya tenía el partido bajo control debido a un dolor en el pecho, lo que generó mayor indignación fue la interrupción del juego por el cierre del techo, ordenado por la organización, a pesar de que aún había suficiente luz natural.
Andy Murray, extenista británico, también manifestó su descontento públicamente. A través de su cuenta oficial en X, escribió: “Es ridículo cerrar el techo en este momento del partido. Aún queda más de una hora de luz… ¡Se podría jugar más de un set de tenis! ¡Es un torneo al aire libre!”. El británico destacó la contradicción de que Wimbledon, que se jacta de ser un evento “outdoor”, tome decisiones que alteran la dinámica natural de los partidos.
El cierre del techo durante el partido sorprendió a los asistentes y a los tenistas, interrumpiendo el ritmo del encuentro entre Sinner y Dimitrov. Según varios expertos y voces del circuito, este tipo de interrupciones puede modificar no solo la temperatura y la humedad en la cancha, sino también el estado físico y mental de los jugadores. En este caso, la lesión del búlgaro, que iba ganando con dos sets a cero, reavivó el debate sobre el impacto que los parones abruptos pueden causar, más allá de las circunstancias fortuitas.

La organización de Wimbledon ha seguido una política estricta respecto a los horarios y al uso de luz natural o artificial. El torneo busca equilibrar el espectáculo del tenis con la tranquilidad de los barrios cercanos al All England Club. Esta normativa ha generado situaciones que resultan difíciles de comprender en un evento de Grand Slam. Andy Murray, al final de su carrera, ha sido testigo y víctima de estas regulaciones, sumando su voz a quienes piden mayor flexibilidad.
No es un hecho aislado en Wimbledon. Esta misma edición del torneo tuvo otra controversia durante el partido de segunda ronda entre el estadounidense Ben Shelton y el australiano Rinky Hijikata. Shelton estaba sacando para ganar, pero la organización decidió suspender el encuentro hasta el día siguiente por falta de luz. La reacción del jugador fue de impotencia, aunque finalmente ganó en el reinicio. La desconexión forzada alteró el desenlace natural del partido y generó nuevas interrogantes sobre la consistencia de los criterios de los organizadores.
La actuación de Wimbledon en estos casos resalta el dilema entre mantener la tradición y adaptarse a las exigencias del deporte de alto nivel. Aunque el torneo se enorgullece de preservar sus costumbres, la evolución de la competencia profesional y el crecimiento del espectáculo requieren procedimientos que garanticen la seguridad de los jugadores y la continuidad del espectáculo para el público. La gestión de interrupciones, particularmente cuando parecen innecesarias, es considerada un obstáculo por los involucrados en el circuito.
La reacción de Murray fue parte de un coro de críticas que incluye a varios tenistas y comentaristas que han cuestionado abiertamente las decisiones recientes, pidiendo a los organizadores de Wimbledon una revisión de sus protocolos para evitar que se repitan situaciones que alteren el desarrollo de los partidos. Muchos creen que la esencia de Wimbledon debería estar en su césped y no en normativas que, si se interpretan literalmente, pueden alejar el torneo de las demandas actuales.