Es simple. Para jugar la Copa Libertadores 2026, River depende de sí mismo. Si gana el Clausura, se asegura ese boleto directo a la fase de grupos. Lo complicado es que, en este contexto, está lejos de poder emplear la palabra “creer”, que eternizó Marcelo Gallardo. Esa falta de confianza que afecta al equipo se refleja fácilmente en la cancha lleva a tener que realizar cálculos en la tabla anual y entre las variables posibles para clasificar aparece “Boca campeón”. Dos palabras que en este momento han llevado a todo Núñez a debatir si River debería jugar la Copa Sudamericana antes de que Boca se consagre en el torneo local. Un gran dilema existencial.
El planteamiento surgió tras una declaración televisiva de Leonardo Astrada, ex #5 que supo ser el Jefe del CARP y lleva la misma sangre que el hincha. Esta opinión desató un debate unánime: la mayoría de los encuestados en la web de compartió la enérgica postura del ex capitán. De hecho, con más de 15 mil votos, seis de cada 10 se alinean con la hipótesis de que el Millonario no debe simpatizar por el Xeneize para ingresar a la CL por 12° vez consecutiva.
Ni siquiera han comenzado los playoffs, pero en los pasillos del Monumental ya se siente ese famoso “ser o no ser”. Esa es la cuestión, considerando que, aunque suene duro y el fútbol es impredecible, en los papeles previos parece utópico que River pueda alzarse con el título. En esa mezcla de sensaciones entre el deseo de no ver festejar a Boca y el orgullo de no querer depender del rival eterno para alcanzar el objetivo, en el CARP apuestan a otras alternativas.
Hacer fuerza por Lanús este sábado en la final de la Copa Sudamericana en Asunción está en los planes, considerando que el rival es brasileño (Atlético Mineiro) y que si el Granate hace doblete, también liberará un cupo. De lo contrario, si Ángel Di María cumple el sueño de salir campeón con Rosario Central, o si Argentinos se toma la revancha de la final perdida en la Copa Argentina, también ayudarían a River a conseguir al menos un objetivo en este adverso 2015.
No ingresar a la Libertadores además de interrumpir la asistencia perfecta desde 2015, en lo deportivo también tendrá el golpe de no poder sumar puntos en el ranking Conmebol, pensando en el Mundial de Clubes 2029. Y ni hablar del perjuicio económico, si se considera que, con los valores actuales, el máximo en premios de la CL es de u$s 38.330.000 contra u$s 11.590.000 de la CS. Una diferencia de u$s 27M que los hinchas están dispuestos a perder con tal de no ver sonreír a ese eterno contrincante.








