1 de septiembre de 2025 21:30

Botafogo sorprende al PSG: el campeón de la Libertadores se impone al ganador de la Champions League

Paris Saint-Germain y Botafogo se enfrentaron el jueves en el Rose Bowl de Los Ángeles en la segunda jornada del Grupo B del Mundial de Clubes, que también cuenta con la participación de Atlético de Madrid y Seattle Sounders. Fue un duelo entre dos equipos que triunfaron en su debut y que son, además, los campeones vigentes de la Champions League y la Copa Libertadores, aunque el resultado final fue sorpresivo: los brasileños se impusieron 1 a 0, gracias a un gol de Igor Jesus, y dieron un paso crucial hacia la clasificación a octavos de final. Los cariocas lideran el grupo y en la próxima y última fecha se enfrentarán a los españoles; con un empate, avanzarán a la siguiente etapa.

El encuentro estuvo precedido por una disputa pública entre los propietarios de los clubes: el qatarí Nasser Al-Khelaïfi, máxima autoridad del PSG, y el multimillonario estadounidense John Textor, accionista mayoritario del grupo Eagle Football Holdings, que controla a Botafogo y a otros clubes, entre ellos Lyon, de la Liga de Francia. Las continuas quejas sobre la financiación de los parisinos –la que considera ilegal y sobre la que anunció que recurriría a la justicia europea para sancionar al PSG– originaron una ruptura en las relaciones.
Duelo de jugadores sudamericanos en el Rose Bowl Stadium: el zaguero ecuatoriano William Pacho controla el balón ante el goleador Igor JesusYURI CORTEZ – AFP

Sin embargo, este no es el único punto de controversia: la disputa por la validez del acuerdo televisivo con DAZN, rescindido en mayo pasado, aumenta la tensión. “No tienes idea, eres un cowboy que no sé de qué parte vienes”, descalificó el qatarí. La respuesta de Textor tuvo múltiples frentes: en 2024 bloqueó el traspaso de Rayan Cherki al actual campeón de la Champions League –Manchester City se convirtió en el nuevo destino del francés el martes– y, antes del partido con PSG en febrero, salió a la cancha con un sombrero de vaquero.

La tensión también involucró al presidente de la Liga de Fútbol Profesional de Francia, Vincent Labrune, a quien Textor calificó de “perrito faldero de Al-Khelaïfi”. La reacción del qatarí no se hizo esperar: “Es una pena que no se pueda comprar la clase y la elegancia, porque eso habría evitado que el señor Textor hiciera el ridículo con sus groseros y falsos ataques a nuestro presidente, a nuestra institución y a nuestros aficionados. Ojalá regrese a su tierra, y también a Francia, para comprender mejor esta Ligue 1 que tanto amamos”. La conciliación asomó en mayo, cuando Textor fue invitado al Parque de los Príncipes para el partido entre PSG y Arsenal, que clasificó a los franceses a la final de la Champions League.

El partido comenzó sin tensiones, con la típica jugada del PSG: mover el balón y lanzar un pase largo al lateral, como si se tratara de ganar metros en rugby. Sin embargo, los franceses no se replegaron; en cambio, optaron por posicionarse en el campo de Botafogo, asfixiando la salida de los cariocas. Solo pasaron noventa segundos para que el campeón de la Champions League generara la primera situación de riesgo: el georgiano Khvicha Kvaratskhelia avanzó, enganchó hacia dentro y probó suerte con un remate de derecha que puso a prueba al arquero John.

El eje del juego del PSG es Vitinha, el portugués que, además de haber sumado un triplete de títulos con el club –Champions League, Ligue 1 y Copa de Francia–, se consagró campeón con su selección en la UEFA Nations League. Los parisinos planificaron desde el principio todos sus movimientos con el balón para generar el espacio que permitiera a Kvaratskhelia desequilibrar en el mano a mano. El georgiano recibió un toque en su pie derecho del argentino Alexander Barboza afuera del área, una falta que el árbitro Fischer no sancionó.

Con paciencia, Botafogo trató de avanzar en el terreno para evitar pérdidas de balón cerca de su área y poner en riesgo el arco defendido por John. Sin embargo, su búsqueda no logró sobrepasar los tres cuartos de cancha, ya que PSG retrocedió rápidamente para ocupar los espacios y neutralizar la conexión de pases que los brasileños necesitaban para frenar el ritmo que imponía el rival, permitiéndose así oxigenarse y atrever a mostrar sus argumentos ofensivos.

No renunció a progresar con el balón, asumiendo riesgos. Fue esta la receta que lo coronó en la Copa Libertadores de 2024, y aunque el plantel ya no cuenta con varias de sus figuras destacadas que se consagraron en el Monumental, entre ellas el argentino Thiago Almada, el entrenador Renato Paiva instó a sus jugadores a mantenerse fieles al plan. En la primera oportunidad que encontró con la defensa de PSG adelantada, los cariocas asestaron el golpe que resultó letal para los parisinos: Jefferson Savarino habilitó a Igor Jesus, quien se filtró entre los defensores centrales Lucas Beraldo –brasileño– y el ecuatoriano William Pacho, y realizó un remate cruzado que, tras rozar en Pacho, descolocó al arquero Gianluigi Donnarumma. Un carnaval carioca en las tribunas, y una sorpresa para los franceses.

El juego de vértigo y precisión que PSG demostró al golear 5 a 0 a Inter en la final de la Champions League o en el 4-0 del debut contra Atlético de Madrid no se replicó, aunque el equipo dirigido por Luis Enrique encontró en una jugada de pelota parada una clarísima oportunidad para marcar: Vitinha lanzó el centro, Gonçalo Ramos tocó la pelota, que rebotó en el pecho del arquero John; el guardameta salvó de forma fortuita y desalentó a los franceses. Botafogo se replegó, y con campo abierto hacia el área rival, Savarino, de cabeza, estuvo a punto de ampliar la ventaja.

PSG no probó variaciones en el entretiempo, aunque sin respuestas y tras diez minutos del segundo tiempo, el entrenador gijonés decidió sacudir el conjunto con cuatro modificaciones: Fabián Ruiz, João Neves, Nuno Mendes y Bradley Barcola ingresaron para que los parisinos recuperaran el control del juego y buscaran desarticular a una defensa sólida que mostró Botafogo. Los brasileños, por su parte, tuvieron respuestas cada vez más esporádicas, como si el cansancio comenzara a hacer mella: Artur lideró un contraataque, pero quedó aislado y terminó perdiendo el mano a mano con Pacho.

Por arriba y por abajo, Barboza se convirtió en una muralla junto a Jair Cunha y Gregore, quien se sumó como un defensor más al momento de defender. Botafogo cumplió al pie de la letra su estrategia, mostrando solidaridad en la marca y apostando a unas pocas contras para acercarse al área de PSG. Los franceses asediaron y rodearon el arco de John, pero carecieron de las virtudes necesarias para romper un cerco que se tornó cada vez más sólido. Un desborde de Hakimi, un balón que se escurrió de las manos de John, y el PSG estuvo a poco de generar una situación de riesgo. Los cariocas equilibraron el desarrollo del juego, y ante las primeras señales de agotamiento, desde el banco de suplentes hicieron su ingreso el uruguayo Santiago Rodríguez, Cuiabano y el juvenil argentino Álvaro Montoro.

El desenlace fue una búsqueda desesperada por parte de PSG, que tuvo en un tiro libre de Kvaratskhelia y un remate de Vitinha las mejores oportunidades para lograr el empate, en un partido donde fueron protagonistas, pero sin brillar como de costumbre. No se debió a la falta de exploración de espacios, cambio de nombres, intentos de ejecución de la planificación y algún destello individual en una estructura que hace del juego colectivo su mejor expresión. Botafogo resistió los embates, cada vez con mayor cercanía a su arco, pero exhibiendo una entrega y compromiso dignos de aplauso. Así, el festejo, los abrazos y el llanto de los hinchas en la tribuna se sintieron casi como una final del mundo, pues la segunda fecha del Grupo B dejó ver las primeras conclusiones: el campeón de América derrotó al campeón de la Champions League y el fútbol sudamericano extiende su invicto a cuatro partidos sobre los representantes europeos en el Mundial de Clubes de Estados Unidos.

Lo mejor del partido