Casi un año después de perder su lugar, Sergio Romero encontró, sin buscarlo, su mejor camino fuera de Boca. Una situación que beneficia a ambas partes: para el arquero, porque deja de entrenarse toda la semana con compañeros sabiendo que no tendrá minutos en los partidos; para el club, porque nunca es positivo tener a un referente en esas condiciones, inactivo, después de apostar primero por Brey y luego por Marchesin.
Después de tantos conflictos y alejamiento traumático (Pol Fernández, Barco, entre otros), mientras Cristian Lema sigue entrenándose alejado del plantel de Primera, Chiquito soportó la decisión tras haberse destacado como atajapenales en la Libertadores 2023, convirtiéndose en un referente muy querido por los hinchas.
Pagó por el declive en su rendimiento (carente de reacción, sobre todo) y por aquel incidente con un hincha tras la derrota contra River (respuesta floja en el 1-0); sin embargo, con su oficio y experiencia, no se dio por vencido. No es la primera vez que aguanta sin jugar; vivió una situación similar en Inglaterra y también cuando Riquelme lo llevó a Boca, hasta que se marchó Rossi, hasta que su rodilla se recuperó y finalmente debutó en enero de 2023 contra ATU.
Chiquito terminó mostrando respeto y lealtad a Riquelme, a quien agradecía repetidamente al llegar sin garantías de jugar. Y lo hizo al marcharse, subrayando que es un “amigo”. Muestra de la madurez de un jugador con experiencia que ha encontrado una oportunidad más que interesante, ya que Argentinos es un club ordenado y serio, que competirá en el torneo y que tiene programada la semifinal de la Copa Argentina contra Belgrano el jueves 23. La mejor salida, agradecido, sin conflictos y con excelentes desafíos. Sin duda, Sergio Romero podrá seguir demostrando que está preparado para la alta competencia.
La palabra de Romero al irse de Boca
Sergio Romero –