El River de Gallardo, desde el regreso del ya mencionado Napoleón, no ha sido el River de Gallardo, ya que durante este año y pico le ha faltado la mayoría de los argumentos que lo llevaron a ser lo que fue en Argentina y Sudamérica. La dura derrota ante Sarmiento, una más en esta caída que parece no tener fin (ha perdido seis de los últimos siete partidos que disputó), dejó gestos, frases y decisiones de un Gallardo que enfrenta la situación actual.
El Muñeco comentó sobre un “momento jodido” porque, además de no jugar ni aceptablemente, River ya quedó fuera de la actual Libertadores, deberá esforzarse en el barro para clasificarse a la del próximo año, ocupa el quinto puesto en la Zona A (a tres puntos del cuarto y tres por encima del noveno a cuatro fechas del final) y tiene cuatro partidos del Clausura y la definición de la Copa Argentina por delante. Los rivales son Talleres, Gimnasia (el único de local), Boca y Vélez por el Clausura, e Independiente Rivadavia en la semifinal de la Copa Argentina.
El entrenador ha probado de todo y a casi todos los integrantes de un plantel estelar sin que los resultados mejoren. Fiel a su estilo, ha sacado jugadores que no veía en buen rendimiento (por ejemplo, a Pezzella antes de su grave lesión).
En esa búsqueda, no halló soluciones individuales que derivaran en una mejora colectiva. Los jugadores no se ayudan entre sí, y viceversa. Y el Muñeco no ha encontrado respuestas, claramente.
Para esta fecha, ante tantas ausencias por convocatorias a selecciones y lesiones, debutó a un volante central (Thiago Acosta), formó un equipo naturalmente inédito y terminó con una distribución extraña al poner a Meza por Casco. Nuevamente, River careció de claridad ofensiva y le anotaron un gol sencillo (esta vez por un error puntual de Armani).
Después del partido, hubo sonoros silbidos y una dura reprobación hacia los jugadores, no hacia el Muñeco. Un Muñeco que luego aceptó el descontento de los hinchas y dijo que él no vino a vivir gratis a River ni del pasado.
Su último gesto público en la complicada noche del domingo fue al responder sobre los convocados por Lionel Scaloni que no estuvieron presentes, mientras Messi sí jugó con el Inter Miami el sábado por la noche. “Entiendo hacia dónde apuntas y no creo que sea necesario hablar de eso en este momento. Debo ocuparme de nuestra situación”.
SU DESCARGO PÚBLICO
El River menos River de Gallardo
“Puede que este sea el momento más diría que no reconocible en relación a lo que uno espera u observa sobre cómo debería funcionar el equipo. Sin embargo, en esta adversidad en la que nos encontramos, hay que asimilar y hacerse responsable. Seguir. No tengo mucho más que decir aparte de lo que vengo afirmando últimamente. Tengo que afrontarlo con dignidad. Esa es la única manera: asumir la responsabilidad de estos malos resultados y, en consecuencia, continuar. Aunque no estemos bien, los objetivos siguen al alcance. Tendremos que meritar mucho, pero ahí siguen. En estos dos meses que quedan de competencia hay dos partidos de Copa Argentina, uno que podría darnos la posibilidad de llegar a la final, el torneo en el que estamos peleando y el clásico con Boca. Esos objetivos están frente a nosotros. Hay que aceptar el momento. Desde mi lugar, me hago responsable de la situación. Y seguir. Y seguir. No hay otra opción que seguir. Ya les he dicho en otras ocasiones: hasta no identificar dónde están las falencias que hoy no nos permiten representarnos como equipo, hay que continuar intentando. No hay excusas. No tengo mucho más que decir.”
La aceptación del momento jodido
“He vivido muchas situaciones como estas. Debo reconocer que no nací ganando siempre. Me he formado a base de adversidades. Tengo muchas experiencias y vivencias que no voy a detallar en este momento. Sé el impacto que tiene perder partidos como este. Es enorme. Impacta de manera profunda. Sobre todo cuando uno tiene que sentirse representado desde otro lugar. Pero particularmente, dignamente, vengo a asumir la responsabilidad de que el momento es complicado. Que no pueda ofrecer argumentos para tener esperanza en atravesar esta adversidad —y podemos hacerlo—, eso ya es algo que no comparto”.
Su ancha espalda
“Me propongo objetivos constantemente. No vengo a vivir gratis aquí. No. Se ha dicho que tengo una espalda gigante, y no es así. Mi espalda es el resultado de haber pasado por lo que hemos vivido y, al menos, eso me identifica con la gente. Por otro lado, los objetivos claros: no vengo a vivir del pasado. No tengo expectativas de ello. Podría haberme quedado en mi casa disfrutando de la vida, pero me gustan los desafíos. Muchos advirtieron que ‘bueno, se va a tirar…’. No me importa nada de eso; si tenía que conducir desde un lugar donde perder las posturas anteriores, lo haría. Mi desafío es constante, tanto como persona como entrenador. Y me impongo objetivos: sí, claro. Eso es lo que me nutre. Y por eso, esta adversidad no me hará rendirme. Es una adversidad futbolística, reconocer que no estamos bien y seguir. Si tenemos los argumentos, debemos mostrarlos, y al final de la temporada veremos cómo continuamos. Repito: las cosas están sobre la mesa. Debemos hacer otro esfuerzo para tener expectativas de alcanzar esos objetivos.”
La reacción de los hinchas
“¿Cómo no voy a entenderlo? Nací en este club. No hay forma de reprocharle nada al hincha de River. El hincha nos ha acompañado en este tiempo en que no hemos conseguido resultados y ha seguido apoyando, alentando. Llena el estadio en todos los partidos, alienta y exige. Esa es parte de la exigencia de este club. No puedo reprocharle absolutamente nada porque nos han acompañado de muy buena manera. Debemos devolverles ese apoyo y esa confianza, y tener la capacidad de revertir esta situación para que ellos se sientan representados. Les pedí disculpas; no merecen este momento, pero también hay que explicar que en el fútbol estas cosas ocurren, y estamos pasando por un mal momento. Hay que tener paciencia. Tal vez me digan ‘¿hasta cuándo?’. Hay que aguantar lo que sea necesario. Y ellos lo harán; nosotros debemos representarlos. No hay otra opción, muchachos.”
¿Un equipo ingenuo?
Debemos reconocer que los goles que recibimos podrían haberse evitado. Seguimos cometiendo errores; a veces sucede. Es fútbol. Y tenemos que tratar de aprender de ello. Pero sí: claramente no estamos teniendo fortuna tampoco, para que el viento nos sople a favor. No estamos teniendo demasiada suerte: nos patean al arco y nos marcan un gol. Nosotros disparando y el balón da en el travesaño, lo ataja el arquero… No hay excusas en todo esto. Debemos ser conscientes y encontrar la fuerza emocional para salir de este período.”
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