Existen siete copas emblemáticas, grandes e inolvidables. Siete. Una por estrella, de esas que relucen en la curva superior del escudo. Hay siete trofeos brillando en el primer piso de la sede de la Avenida 9 de Julio, en Lanús Este, detrás del restaurante, en ese casco antiguo que alberga el Museo Granate. No obstante, en medio de tantas distinciones, también se encuentra entre la multitud de reliquias un trofeo que permaneció durante décadas en el anonimato.
El equipo dirigido por Mauricio Pellegrino logró que las telarañas, de pronto, dieran paso al Blem y que ese premio simbólico fuera pulido hasta brillar. Se puede leer claramente, tallado a mano, posiblemente: ’15 de agosto de 1937 – IV Centenario de Asunción – Intendencia Municipal’. Así, hace algo más de 88 años, el Grana regresó de Paraguay con su primera Copa internacional… No cuenta para el historial, por supuesto, pero en la previa del juego vs Atlético Mineiro por la final de la Sudamericana, es tentador recordar.
logró reconstruir aquel acontecimiento con la ayuda de Andrés Riquelme, Fabián Chamorro (investigadores paraguayos) y Néstor Bova (colega lanusense). También logró iluminar algunos mitos y leyendas sobre la gira (o jira, como se escribía en aquel entonces) que dejó más anécdotas que hazañas deportivas.
Lanús, en realidad, trajo una copa que posiblemente hubiera ganado, empatado o perdido. No jugó un torneo: disputó tres amistosos independientes, aunque organizados por la intendencia local y la Liga Paraguaya de Football. Un trío de actuaciones que fueron, lógicamente, decreciendo en calidad tras un viaje interminable, en apenas cuatro días y un torneo argentino que Lanús interrumpió por unos billetes…
Los que se unieron al barco de Fleitas Solich
El vínculo fue Manuel Agustín Fleitas Solich. El Brujo había nacido en Asunción a inicios del Siglo XX. En Argentina, jugó en Boca, Racing, Platense y Talleres de Escalada. Allí se retiró como jugador, con sus 1,90 metros, en 1933 y, un año después, en 1934, debutó como entrenador de la fusión entre el Rojo y Lanús. En 1937, tomó las riendas del Grana, que había comenzado el torneo con cuatro triunfos y dos empates en las primeras siete fechas. Hasta que una propuesta desde su país alteró la temporada.
Con motivo del 400° aniversario de la fundación de la capital paraguaya, el entrenador decidió aceptar una invitación -que llegó por carta el 28 de julio- de la Liga guaraní de fútbol, a pesar de que se encontraba en pleno campeonato local. En cuatro días, desde el sur del Conurbano bonaerense, dieron el visto bueno bajo condiciones: pasajes y estancia pagada para 19 personas (15 jugadores, el DT y tres delegados), además del 50% de las ganancias por la venta de entradas de los tres amistosos a disputarse los días 15, 17 y 18 de agosto, en días consecutivos.
Así, a pocos metros de La Quema, el Grana adelantó su partido contra Huracán, al que derrotó 3-2, y embarcó esa misma noche desde la Dársena Sud en el Vapor de la Carrera. No viajó Juan Manuel Baigorria quien, aunque tenía el permiso para ausentarse por unos días, debió quedarse en Buenos Aires debido a la internación de su hermano. Tampoco se unieron al barco el capitán Luis Villa ni Agustín Válido, quienes estaban en conflicto con la institución y se habían escapado para jugar -sin éxito- en Brasil.
Por motivos logísticos, un pequeño grupo debió trasladarse en tren hacia Rosario y, junto al arquitecto Carlos Pointis -socio fundador y directivo, creador del famoso escudo de la institución- subirse al navío Berna para alcanzar a Paraguay al resto de la delegación, que llegaba agotada. En Asunción, la dirigencia local tenía todo perfectamente planeado.
Guaraní, Cerro Porteño y Olimpia aguardaron por Lanús
La expectativa en la Madre de las Ciudades era elevada por la llegada del Lanús de Fleitas Solich. La Liga, presidida por Manuel Galiano, tenía todo preparado para los tres amistosos. El 15 de agosto, el mismo día de la llegada del plantel Granate, se disputaría el primer duelo contra Guaraní en su nueva cancha del barrio Dos Bocas (recientemente demolida para modernizarla), muy cerca del Kilómetro Cero de la ciudad, sobre la avenida Eusebio Ayala, una de las más importantes y comerciales. Luego se jugarían los partidos ante Cerro Porteño y se cerraría el convenio frente a Olimpia.
Las entradas populares costaban 50 pesos “de curso legal” y el ticket más caro, para plateas en el mismo campo de juego, 100. Además, dentro de las cajas de los cigarrillos Foot-Ball, había 2000 entradas sorpresa para asistir a los partidos. Los árbitros cobrarían 700 pesos por encuentro. Cada jornada tendría un preliminar entre planteles juveniles (Cuarta Especial) de clubes locales, y el juego principal comenzaría a las 15:30 para aprovechar la luz natural, mientras que ZP9 Radio Prieto y ZP4 Radio Continental tenían los derechos de transmisión del tour Granate.
¿Por qué no se jugaron los partidos en el Defensores del Chaco?
A pesar de que el estadio de Puerto Sajonia (Defensores del Chaco desde 1974) fue inaugurado en 1917 y había una gran expectativa por la presencia de Lanús, los partidos no se llevaron a cabo allí porque Paraguay estaba en guerra con Bolivia -precisamente, la guerra del Chaco- y el estadio (por un decreto de 1932) se utilizaba como acantonamiento militar, donde se entrenaban los soldados. Solo en 1937 fue devuelto a la Liga, aunque hubo que reconstruirlo. Dos años después, volvería a albergar fútbol.
Según el libro Cincuenta Años de Historia Azulgrana, Lanús formó con un equipo base compuesto por José María Pérez; Héctor Vidal y Alfredo Sebastián Luaces; Pedro Basterra, Juan Alonso y Juan Sulpicio; Julio Argentino Roca, Benito Matas, Alberto R. Casco, Daniel Juan Pícaro y José María Cordero. Con el lógico trajín, los relevos incluyeron a Sebastián Geijo, Mateo Pergolezzi, Alberto Paseggi, José María Cordero y Pascual Severino. El entrenador, se dice, fue Manuel Agustín Fleitas Solich, quien también actuó como informante del diario porteño La República…
Todo fue fútbol y camaradería. En su debut, ante casi 7000 espectadores, un Lanús que perdía 1-0 ante Guaraní logró revertir el marcador y ganó sobre el final con un gol de Matas a los 33′ del segundo tiempo y otro del temido goleador Pícaro a los 39′ del complemento. En el siguiente partido, fue 1-1 contra Cerro Porteño, donde ‘el insider derecho’ Matas volvió a marcar. Y finalmente, como despedida, el encuentro de la discordia: en los libros de Olimpia figura un 4-1 a favor del Franjeado, en la prensa local se habla de un 4-3, y en Argentina, se registra una derrota 0-2 (frente a un combinado de la Liga)…
Agasajo, entrega de premios y despedida de Fleitas Solich
Lo cierto es que, más allá del roce internacional del Grana y un ingreso extra para el plantel, el grupo regresó con un agasajo que incluyó un espectacular banquete en el Círcolo Italiano para 50 personas, una medalla de oro en agradecimiento por la visita, con ocasión de una fecha tan significativa para el pueblo paraguayo, de parte de la CD del Ciclón del barrio Obrero, y una Copa que fue entregada por la Intendencia tras el primer encuentro. La misma Copa que hoy brilla en el Museo Granate y que genera ilusiones por el contexto y el déjà vu.
Aunque no todo lo que brilla es oro, como la medalla, ni plata, como la Copa. Apenas regresado de un intenso viaje, el equipo de Fleitas Solich sufrió una caída abrupta: 2-3 contra Quilmes, 2-3 ante River, 2-4 contra Tigre, 2-7 frente a Atlanta y 1-2 ante Talleres de Escalada. Cinco derrotas consecutivas con el cansancio acumulado que llevaron a que el 30 de septiembre se despidiera al entrenador que ‘ideó’ la gira. Al día siguiente se anunció a Santiago León Amatrain como su reemplazo, quien tampoco pudo hacer milagros en el 0-2 frente a Gimnasia LP ni en el 0-5 ante Racing. Siete caídas consecutivas que condujeron a Lanús a un modesto 13° lugar al final de la temporada, sumando un trasfondo complicado.
Pero el fútbol siempre ofrece segundas oportunidades. Al menos, para Fleitas Solich, quien regresó a dirigir al Grana en 1946. En nuestro país también fue DT de Quilmes y Newell’s. Fue el técnico de Paraguay en el Mundial de 1950 y el responsable del primer título sudamericano (actual Copa América) de su país en 1953. Además, estuvo al mando del Real Madrid en 1960 y, en el fútbol brasileño, dirigió a Flamengo, Fluminense, Corinthians, Palmeiras, Bahía y… Sí, a Atlético Mineiro entre 1967 y 1968.
Este sábado, precisamente ante el Galo, Lanús también tendrá su revancha. Y el deseo de que el Museo Granate cuente con ocho Copas, de las buenas, grandes e inolvidables, se intensifica en Paraguay. En 1937, aunque de forma diferente, se trajo una desde allí. Y quién sabe si…


