La hinchada de River, ansiosa por dejar atrás este desafortunado 2025 y albergar esperanzas en un futuro mejor, aún mantiene la expectativa de que el equipo concluya la temporada clasificado para la Copa Libertadores. Se visualiza un nuevo ciclo, con un nuevo mercado y un renovado River, que todos anhelan.
Quienes sueñan con esa ilusión, ayer “celebraron” varios goles. Los de Aldosivi evitaron que San Martín de San Juan, que estaba en ventaja, lo desplace en la tabla hacia los playoffs, lo que podría haberlo llevado a depender de si Gimnasia le gana o no a Platense mañana para conocer su destino en octavos.
El partido de San Lorenzo frenaba a Sarmiento, que de ganar lo habría superado en la tabla. Asimismo, el encuentro de Sarmiento con San Lorenzo: con el empate, los de Junín no logran adelantar a River y ese gol le costó al Ciclón dos puntos, cruciales para su avance en la tabla anual hacia la Copa.
El de Godoy Cruz, aunque no le sirvió para evitar el descenso, le quitó un peso de encima a Riestra, que también lo estaba superando en la lucha por un lugar en la Libertadores 2026.
Hoy, River se enfoca más en estos partidos que en su propio rendimiento, como si ya no viese salida ni esperanza; como si ganarle hoy a Vélez fuera una quimera (y así lo parece) y como si clasificar a los playoffs no despertara la menor aspiración de conquistar el Clausura. Para River, cada nuevo desafío impuesto por el calendario del torneo se asemeja a una pesadilla, y solo encuentra consuelo en los resultados de otros equipos.
Aún hoy, si logra vencer a Vélez (para lo cual no es favorito, ni por asomo), River deberá esperar el desenlace de los siguientes partidos, para ver si Estudiantes puede evitar que Argentinos logre la victoria y así se quede en el repechaje de la Copa.
Posteriormente, al avanzar los playoffs, seguramente estará más pendiente de que Central, Boca o incluso Argentinos sean campeones para abrir un espacio en la clasificación anual, que de progresar en el cuadro y lograr su propia vuelta olímpica.
Así, cierra el año, suplicando por éxitos y fracasos ajenos, con la convicción de que este equipo difícilmente le brindará satisfacción alguna por sí mismo.






