El grito de alegría de Carlos Lampe resonó en todo el estadio Municipal de El Alto, convirtiéndose en la imagen emblemática de una jornada histórica para el fútbol boliviano. La Verde logró una victoria por 1-0 frente a Brasil, asegurando su paso al repechaje rumbo al Mundial de 2026, una hazaña que marca su regreso a la posibilidad de clasificarse a la máxima cita del fútbol después de 32 años de espera. El desahogo del arquero, uno de los protagonistas indiscutibles del encuentro, sintetizó la carga emocional que llevaba un país entero.
El exarquero de Boca Juniors tuvo un papel fundamental tanto en el desarrollo del partido como en los momentos decisivos. Sus intervenciones resultaron cruciales, especialmente tras dos jugadas de alto riesgo en los minutos finales. Cuando el árbitro chileno Cristian Garay pitó el final, Lampe entregó el balón y se desplomó sobre sus rodillas, lanzando un grito al cielo en un momento de desahogo absoluto.
“Ya no tengo lágrimas de todo lo que lloré de felicidad. Se ganó una batalla importante, muy difícil y dura. No dependíamos de nosotros y se sufrió para llegar a este momento, pero hay mucha satisfacción porque lo pudimos cumplir. No le fallamos a nuestra gente y ahora nos queda prepararnos para ir a pelear ese lugar”, expresó Lampe en zona mixta.
El contexto no ofrecía mucho margen para el error. Bolivia no dependía de sí misma y requería una combinación de resultados favorables. El penal convertido por Miguel Terceros a los 50 minutos colocó a la selección en ventaja. A lo largo de la segunda parte, la presión y el sufrimiento dominaron las tribunas y el banco. El seleccionado logró mantener la diferencia ante una selección brasileña que preservó a algunos titulares, como el jugador del Barcelona, Raphinha, quien ingresó en la segunda mitad.
La definición del grupo no solo se logró por méritos propios, sino también gracias a la contundente derrota de Venezuela ante Colombia. Ese 3-6 dejó a la Verde en el séptimo lugar de la clasificación, acumulando 20 puntos, dos más que el conjunto vinotinto. El director técnico de Bolivia, Oscar Villegas, calificó la clasificación al repechaje como “histórica”, aunque prefirió ser cauteloso: “Para nosotros es importante, es un halago, así que estamos muy contentos, pero con los pies sobre la tierra, sabiendo que debemos seguir luchando y creciendo”, declaró en la conferencia de prensa.
En este proceso, Villegas asumió un rol crucial no solo en la estrategia táctica, sino también en la logística. Tras su llegada, decidió trasladar el local de habitual estadio Hernando Siles en La Paz, que está a 3.650 metros de altura, al Municipal de El Alto, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, buscando maximizar la ventaja geográfica.
La estructura del repechaje se definió tras la confirmación de la FIFA. Seis selecciones competirán por dos boletos finales en México, en partidos programados del 24 al 31 de marzo de 2026, divididos en dos grupos de tres equipos. Los bolivianos deberán superar una semifinal regional contra un rival que será determinado por el ranking internacional, enfrentándose probablemente a equipos de Concacaf, Asia, África o Oceanía.
Cabe destacar que el conjunto sudamericano podría contar nuevamente con la presencia de un referente histórico. El máximo goleador de la selección, Marcelo Martins (38 años), quien estuvo en las tribunas durante el encuentro, mostró su disposición para regresar y aportar su experiencia durante la repesca: “Si Bolivia va al Mundial, intentaré hacer todo lo posible, pero volveré a jugar. Mi sueño tiene que hacerse realidad en la cancha,” comentó en declaraciones citadas por el periódico boliviano La Razón.
La selección nacional, actualmente en el puesto 78 del ranking FIFA, enfrenta el futuro inmediato con la necesidad de mantener la cohesión y la motivación del grupo. Como parte de su preparación para el repechaje, el plantel planea disputar un partido amistoso frente a Rusia en octubre, así como considerar un encuentro ante Jordania antes de su viaje a México.
