28 de agosto de 2025 17:55

El legado de Björn Borg: supersticiones, lecciones y reflexiones de una carrera que marcó el tenis en Argentina

Björn Borg no solo transformó el tenis moderno con su estilo inquebrantable y éxito temprano, sino que también dejó una marca cultural que sigue vigente. Más de cuatro décadas después de su retiro, continúa siendo un ícono para nuevas generaciones de jugadores y aficionados.

En una charla con The Times, el extenista sueco compartió facetas poco conocidas de su vida personal y profesional, desde sus comienzos en Södertälje hasta su relación con Leo, su hijo menor, quien actualmente recorre el circuito profesional bajo la influencia de su apellido.

Borg nació en Södertälje, a 29 kilómetros al sur de Estocolmo, y mostró un talento extraordinario para el deporte desde muy joven. Su ascenso fue vertiginoso: en 1974, con solo 18 años, se convirtió en el campeón más joven de Roland Garros.

Dos años después, en 1976, logró el mismo éxito en Wimbledon, donde también fue el campeón más joven en ese momento. A lo largo de su carrera, Borg se adjudicó un total de 11 títulos de Grand Slam, consolidándose entre los grandes del tenis mundial.

Su dominio en la cancha se caracterizó por su fortaleza física y mental. Según contó a The Times, su frecuencia cardíaca en reposo era apenas de 32 latidos por minuto, lo que le permitía rendir al máximo incluso en partidos extensos. “Estaba en una condición física increíble. Por eso, cuando jugaba, nunca me cansaba, ni siquiera en partidos de seis horas”, subrayó.

Björn Borg conquistó en total

Sin embargo, la presión y la exposición mediática lo llevaron a tomar una decisión inesperada: retirarse del tenis profesional a los 26 años. Borg explicó que perdió la motivación y sentía que no podía ser él mismo fuera de la cancha.

“Al final, estaba todo el tiempo en mi habitación. Eso no era divertido. Me presioné mucho, no solo por mí, sino también por el tenis”, confesó en la entrevista. Tras su retiro, se volcó a una empresa de ropa que lleva su nombre y formó una familia en Estocolmo.

El tenis que conoció Borg en sus principios era un deporte tradicional, pero su generación cambió el panorama y la percepción pública. “Cuando llegué al tenis, era un deporte muy tradicional. Pero lo transformamos: nos convertimos en estrellas del rock“, compartió con The Times.

El sueco también reveló sus supersticiones y hábitos durante los torneos. “Era muy supersticioso al jugar. No me afeité en Wimbledon y usaba una camiseta a rayas específica. En la mañana, tenía que despertarme en un lugar determinado de la cama. Todos los jugadores tienen tics. Y empeora si empiezas a ganar partidos”, explicó.

El sueco recordó cómo su

Su carácter competitivo se formó desde niño. Borg recordó que, a los 11 o 12 años, su mal comportamiento en la cancha le acarreó una suspensión de seis meses en su club de tenis. “Estaba muy decepcionado, pero al regresar no dije nada. Me dije: ‘Eso no va a volver a suceder’. Fue una gran lección”, relató.

La relación entre Borg y su hijo Leo ofrece una mirada particular sobre la paternidad en el deporte de alto rendimiento. Leo, quien de niño destacó como futbolista, sorprendió a la familia al decidir dedicarse al tenis.

Leo era un futbolista muy talentoso, pero un día dijo: ‘Quiero jugar al tenis’. Y le preguntamos: ‘¿En serio?’. Porque podría ser una desventaja si lo comparan con nosotros. Pero es su elección. Viaja por todo el mundo y juega muy bien”, comentó.

Leo Borg ocupa actualmente el

El intento de compartir su experiencia con Leo dio lugar a una anécdota reveladora. “Cuando era un poco mayor, le dije: ‘Quizás pueda enseñarte algo’. Me respondió: ‘Papá, no entiendes nada de tenis’”, recordó el extenista.

Borg observa con interés la evolución del tenis y resalta los progresos en términos de igualdad de género. “Me encanta ver a las mujeres jugar. Creo que deberían ganar lo mismo que los hombres. Si observamos el tenis masculino y femenino hoy, están en igualdad”, opinó durante la conversación con The Times.

El extenista enfatizó que, en la actualidad, las condiciones de seguridad y la gestión de la fama han mejorado, lo que probablemente habría facilitado su permanencia en el circuito profesional si hubiera competido en esta época.

Entre las anécdotas curiosas de su vida post-retiro, Borg recordó su intento de subastar los trofeos obtenidos durante su carrera en 2006. Aclaró que no lo hizo por necesidad económica, sino por el deseo de dejar atrás esa etapa.

“No fue la decisión correcta. John McEnroe me llamó varias veces y me dijo: ‘No puedes vender tus trofeos de Wimbledon’. Finalmente, me costó más dinero comprarlos de vuelta”, reveló. La relación con su histórico rival ha permanecido cercana a lo largo de los años, intercambiando bromas y favores personales.

Björn Borg y John McEnroe

Borg también comentó sobre la película Borg vs. McEnroe, que retrata su rivalidad con el estadounidense. Considera que su carácter fue presentado de manera demasiado seria, aunque disfrutó el resultado final y destacó que su hijo Leo lo interpretó de niño.

Al reflexionar sobre su carrera, compartió uno de sus aprendizajes más importantes: “El mejor consejo es confiar en uno mismo. Esa fue mi desventaja en la vida: confiaba en mucha gente y no en mí mismo”. Además, lamentó no haber conseguido jamás el título del US Open.