El superclásico se juega en una cancha sorpresiva

Todo ha sido tan sorprendente que el domingo se vivieron dos extremos con situaciones parecidas. Boca se imponía en un partido complicado gracias a una astucia de Ander Herrera y la valentía del árbitro para sancionar un penal, que realmente lo fue, a pesar de lo que se pueda decir o imaginar al respecto.

El empate parecía acercarse, pero apareció esa oportunidad inesperada que significó tres puntos y un golpe mágico: liderar el grupo, un impulso para el superclásico y un gran paso hacia la fase de grupos de la Libertadores 2026.

Más tarde, ya entrada la noche, River buscaba recuperarse y sufrió otro revés, con un penal polémico en el descuento que esta vez fue fallado por Borja; la falta fue, sin duda, un agarrón más que merecedor de sanción, pero Insfrán leyó bien la jugada y el equipo de Gallardo tuvo una despedida desastrosa, repleta de dudas, tensiones y presiones.

Así, se establece un contexto inesperado para el superclásico, con Boca cuatro puntos por encima de River en la tabla general, luchando por un lugar en la fase de grupos (el otro es para Central, a menos que quede liberado si se consagra campeón).

Boca logró sobreponerse a otro increíble error de Marchesin y obtuvo una victoria que ni siquiera buscaba con un jugador más en el descuento. Sin embargo, supo aprovechar los errores rivales y vivió uno de sus mejores domingos en tiempos recientes, al menos en términos de resultados.

De esta manera, el más presionado para el Súper es River, tras haber batido el récord de cuatro derrotas consecutivas en casa en el profesionalismo. Si pierde, podría incluso poner en riesgo su participación en el Repechaje de Copa, aunque podrían beneficiarse de resultados externos.

Tienen casi asegurada la clasificación a octavos de final de la Liga, pero el equipo sigue desorientado, su afición se muestra cada vez más inquieta y se convierte en una olla a presión que nunca antes se había vivido bajo la dirección de Gallardo. Ni él, el ícono de Núñez, parece poder calmar la situación.

Así se preparan para el Súper. En un panorama inimaginable, con Boca cuatro puntos arriba, sin la obligación de conseguir un triunfo como locales, a pesar de su condición. La realidad es que lo necesita, porque aún no le ha ganado a River desde el regreso de Gallardo, y no es que disponga de un gran margen. Pero hoy, la mecha más corta está del lado de enfrente.

Boca gozó por la tarde... y por la noche (Foto Maxi Failla).Boca gozó por la tarde… y por la noche (Foto Maxi Failla).
Ni Gallardo, prócer de River, consigue apaciguar (Foto Marcelo Carroll).Ni Gallardo, prócer de River, consigue apaciguar (Foto Marcelo Carroll).