El vaso medio vacío: River mejoró pero sigue padeciendo en el mediocampo

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En Rosario se presentó otro River. Tanto en la victoria frente a Racing como en la derrota del domingo ante Central, Marcelo Gallardo habrá sacado conclusiones valiosas en términos de postura, fierza, intensidad y disposición para luchar, o, como él mismo resumió en francés, “huevos”. No es menor, en el contexto de lo que venía siendo el año de River, que el equipo del Muñeco estuviera a la altura en partidos difíciles, a pesar de que el duelo con el Canalla fue decisivamente influenciado por la expulsión de Portillo y, previo y posteriormente, el deficiente arbitraje de Yael Falcón Pérez.

Gallardo ante Central. Foto Marcelo Carroll Gallardo ante Central. Foto Marcelo Carroll

Aun así, persisten problemas estructurales que se evidencian de cara al futuro. Y en particular, uno que ha sido un drama en la columna del equipo durante casi toda la temporada: el CARP sigue sin encontrar un mediocampo que funcione, que otorgue seguridad y genere el caudal de fútbol que requiere la idea madre de las mejores obras de MG.

Con Armani casi siempre situado alto; una defensa que comienza a consolidarse con laterales de Selección, a pesar de los altibajos de Montiel, y una zaga que ha encontrado soluciones en Martínez Quarta y Rivero; y un ataque con Salas como titular, junto a Colidio y Driussi como complementos y un Borja que ha recuperado algo de confianza en Arroyito, hoy es la zona media la que no termina de estabilizarse.

El mediocampo del Muñeco no termina de consolidarse. Foto Marcelo CarrollEl mediocampo del Muñeco no termina de consolidarse. Foto Marcelo Carroll

El Muñeco ya ha probado diversas combinaciones en esa zona y ninguna ha logrado satisfacer. Enzo Pérez, el de mayor jerarquía libra por libra, ya no cuenta lógicamente con el mismo resto físico de antaño al estar a poco más de cuatro meses de cumplir 40 años, lo cual se puso de manifiesto en más de un partido. Una situación similar enfrenta otro héroe de Madrid como Ignacio Fernández. Sin embargo, que ambos hayan jugado tanto a lo largo del 2025 dice mucho más del resto que de ellos mismos en esta etapa de sus carreras. Por ejemplo, Castaño ha sido uno de los engranajes que peor ha funcionado en los últimos meses: el colombiano no ha rendido ni como número cinco (desordenado y con desatenciones graves para el puesto) ni como interior, rol que requiere mejores pases hacia adelante y llegada al área, algo que no suele hacer y que, cuando lo intenta, lo condena en la mirada del hincha, como sucedió en aquel mano a mano con Palmeiras en San Pablo.

Castaño, uno de los engranajes que peor funcionó en los últimos meses. Foto: Federico Chara
Castaño, uno de los engranajes que peor funcionó en los últimos meses. Foto: Federico Chara

En el eje, lo de Portillo tampoco aprueba: el ex Talleres tuvo un rendimiento mucho más destacado como central que como volante, posición en la que se le notaron problemas técnicos para la distribución y falta de ubicación, sin contar la ingenuidad de la roja del domingo. Peor le fue al otro refuerzo que llegó de la T: hasta ahora, Galarza no ha justificado la inversión que el CARP hizo por él en el último mercado y en ciertos momentos pareció desbordado por lo que alguna vez Gallardo describió como el “síndrome River”.

Galarza y Portillo, dos que aún no justificaron la inversión que River hizo por ellos en el último mercado.Galarza y Portillo, dos que aún no justificaron la inversión que River hizo por ellos en el último mercado.

En este contexto, quienes se destacaron más por jugadas que por consistencia de rendimiento han sido Galoppo y Quintero. El ex San Pablo aportó gol (es el máximo goleador del semestre con seis tantos), gracias a su olfato de área, lo cual no es un dato menor, pero al mismo tiempo le falta acoplarse mejor al juego, tener otra lectura contextual y, en ocasiones, bajar un cambio para clarificar la dinámica en la zona media. Esto último, por supuesto, es algo que sí posee Juanfer: el 10 ya ha mostrado varias de sus pinceladas (con Racing destrabó la situación del 1-0 y el domingo asistió con maestría a Borja), pero Gallardo necesita ver mayor regularidad de su parte y una influencia más significativa de tres cuartos hacia adelante, que JFQ por ahora no logra garantizar en términos físicos. En este aspecto, quien sí muestra un progreso evidente es Santiago Lencina, que cada día se siente más suelto, aunque aún no se ha ganado un lugar.

 Hasta entonces, MG continúa probando. Hasta entonces, MG continúa probando.

Lo cierto es que River no está firme en un sector neurálgico, careciendo de un cinco que brinde garantías y de volantes completos que mezclen dinámica, cabeza, buen pie y llegada como el mejor Nacho, Palacios, Sánchez, De la Cruz, entre otros. Con rendimientos bajos debido a problemas físicos, condiciones o falta de confianza, la ecuación hasta ahora da error para un mediocampo que más temprano que tarde necesita ser reforzado: hasta entonces, MG sigue probando. Tiene aspectos positivos a considerar, pero también un vaso medio vacío…