8 de septiembre de 2025 16:11

“Estoy al borde”: la impactante confesión del ícono goleador Mario Jardel sobre sus adicciones y la lucha diaria contra su depresión.

Mario Jardel, dos veces Botín de Oro en Europa, reveló los padecimientos que atravesó por los excesos y la depresión que sufrió: “Para todo adicto, es matar a un león todos los días”

La vida de Mario Jardel se desarrolla hoy en torno a la consigna de que “podría estar muerto”, una frase que encapsula el peso de sus recientes batallas y la magnitud de los desafíos que enfrenta diariamente. A sus 51 años, el exdelantero, conocido por su paso por clubes como Vasco, Grêmio, Porto, Sporting, Newell’s y Galatasaray, se esfuerza por dejar atrás un pasado marcado por la adicción al alcohol y la cocaína, así como por episodios de depresión y el trauma de su destitución política.

En una conversación con O’Globo, Jardel detalla cómo ha transformado su rutina para mantenerse alejado de la dependencia química y reconstruir su salud mental, mientras lidia con recuerdos de una carrera brillante y cicatrices personales profundas.

La mente, que en su época de futbolista le permitió alcanzar la fama y convertirse en uno de los goleadores más temidos, se ha convertido en su principal aliada y, a la vez, en su mayor desafío. Jardel reconoce que el equilibrio emocional es fundamental para evitar recaídas en el consumo de sustancias.

Mario Jardel, ante Vélez, en

“Es como matar un león todos los días, sin duda. Para cualquier adicto, es una lucha diaria. He realizado varios tratamientos, me he recuperado y estoy firme y fuerte para que los caminos se abran aún más. No me da vergüenza hablar de esto, quienes me conocen saben cómo soy: simplemente me hacía daño a mí mismo. Las tentaciones vendrán, pero cuanto más cerca estés de Dios, más te escucha y te protege”, confesó.

Residente en Fortaleza, su ciudad natal, Jardel lleva una vida mucho más tranquila que en sus años como profesional. Su rutina diaria se compone de ejercicio físico, una alimentación controlada para perder el peso ganado tras su retiro y asistencia regular a la iglesia, que se ha convertido en un pilar junto a la medicación para combatir la depresión.

“Soy un hombre de hogar y de iglesia, que se fortalece en Dios para alejar a quienes no merecen estar a mi alrededor. Llevo una vida muy familiar, sobre todo porque, como precaución por lo que he vivido, me protejo de muchas cosas que me hicieron daño”, señaló.

Añadió: “Hoy en día, llevo una vida muy serena y tranquila, participando en eventos fuera de Brasil y jugando partidos amistosos. Recibo muchas invitaciones, sobre todo porque tengo que cubrir mis gastos, ¿no? Ya no gano un sueldo millonario, busco una vida ordenada junto a mi familia, cuidando cada aspecto debido a todo lo que he pasado. Después de dejar el fútbol, soy consciente de que era necesario un cambio, y así fue”.

Jardel no fue convocado a

La depresión, lejos de ser un adversario superado, continúa presente. Jardel, quien reconoce su condición de dependiente químico desde principios de los 2000, evita lugares y compañías que, según él, lo llevaron a una vida “desgraciada”. Después de sufrir una sobredosis en 2007, decidió enfrentarse al problema abiertamente y dialogar sin reservas sobre la dificultad de mantenerse alejado del alcohol y la cocaína.

“Donde sea que voy, siempre hay alguien ofreciéndome cosas. Hay que ser fuerte para decir que no. Nunca consumí drogas mientras jugaba y ahora, con esta nueva vida y el cambio que decidí hacer, es fundamental (rechazar). La responsabilidad de los eventos y de estar cerca de la gente de la alta sociedad, de los partidos, siempre habrá alguien ofreciéndote algo. Es una lucha diaria. La depresión, los problemas, los desencadenantes… hay que controlarlo con la mente”, explica.

Aunque prefiere no especificar desde cuándo está “limpio”, asegura que lleva “un buen tiempo” sin consumir cocaína, una sustancia que influyó decisivamente en el desenlace de su carrera, que concluyó en 2010 en el Cherno More de Bulgaria.

“Estoy satisfecho con mi estado actual. Tomo mi medicación para ayudarme a dormir y antidepresivos, no tanto como antes, pero consumo un poco…”, comenta.

Jardel atribuye su supervivencia a la fe: “Tengo mucha fe en Dios, que me mantuvo vivo gracias a mi cambio. Porque por todo lo que hice mal, ya podría estar muerto, pero soy un tipo bendecido. Todo el mundo me quiere, no le hago daño a nadie. Solo me hacía daño a mí mismo, pero hoy puedo levantar la mano al cielo con confianza y discernimiento, sabiendo que llevo la vida que Dios quiere”.

El recorrido profesional de Jardel comenzó en el Ferroviário y se consolidó en el Vasco, donde fue tricampeón estadual entre 1992 y 1994, anotando 36 goles en 75 partidos. Tras un conflicto con la directiva, se trasladó al Grêmio, donde se convirtió en uno de los máximos goleadores del fútbol brasileño: 65 goles en 84 partidos, bicampeón gaúcho (1995/96), campeón y máximo artillero de la Libertadores (1995) y de la Recopa (1996).

Su salto a Europa lo llevó al Porto, donde anotó 168 goles en 175 partidos, siendo multicampeón y ganador en dos ocasiones de la Bota de Oro como máximo goleador del continente, además de ser el máximo artillero de la Champions League y cinco veces del Campeonato Portugués. Jardel sigue siendo el único brasileño que ha sido máximo goleador tanto de la Copa Libertadores como de la Champions.

Con la selección brasileña, disputó diez partidos y anotó un gol. Acerca de su ausencia en la Copa del Mundo de 2002, Jardel sostiene que merecía más que Romário estar en la lista, aunque no guarda resentimiento hacia Felipão Scolari: “Por lo que hice, y el momento en el que me encontraba, yo (en lugar de Romário). Fui el mejor delantero del planeta y no fui al Mundial. No juzgo a Felipão, le tengo mucho cariño. Llevó a Luizão, y no lo critico. No guardo rencor a nadie, eso no sirve de nada”.

Después de colgar los botines, Jardel incursionó en la política y fue elegido diputado federal por Rio Grande do Sul en 2014, con 41.227 votos. Sin embargo, su mandato finalizó abruptamente tras ser destituido por unanimidad (51 votos a favor, ninguno en contra) debido a denuncias de organización criminal, peculado y uso de documentos falsos, así como supuestas irregularidades en la gestión de su gabinete. Casi una década después, Jardel reflexiona sobre esa etapa, que agravó su depresión, y no descarta regresar a la política, esta vez representando a Ceará, aunque no lo considera una prioridad.

“Me acusaron de muchas cosas que no hice, y las personas que me hicieron daño lo saben. No voy a dar nombres aquí. Entraba en el ascensor para subir a la Asamblea, los diputados querían fotos, no sabía a dónde ir, también me equivoqué al elegir a mis asesores. Cometí muchos errores, lo admito. Eso es pasado y no descarto volver a ser diputado estatal aquí en Fortaleza, cuando llegue el momento adecuado para ser concejal, diputado, aliado, pero en el ámbito del deporte, que es lo que sé hacer”, concluyó.

Jardel brilló en EuropaREUTERS