3 de septiembre de 2025 07:05

Gisela Dulko y Flavia Pennetta: la clave de su exitosa dupla en dobles, anécdotas inolvidables y la aventura de la maternidad.

La argentina y la italiana, ya retiradas del circuito, conformaron una pareja que fue N°1 en dobles femenino. Un repaso por sus carreras y sus vidas en este mano a mano

“Pasó el tiempo, ¿no?”, lanza Pennetta en cuanto se produce el encuentro con el cronista de Infobae. “Sí, ¿y cómo pasó el tiempo para ustedes?”, responde con curiosidad. Se miran, sonríen y comienza una amena charla llena de recuerdos sobre la nueva vida de quienes una vez fueron las N° 1 del tenis femenino en dobles.

El Abierto de los Estados Unidos decidió homenajear a Flavia, con motivo de la celebración de una década desde su consagración en este Grand Slam. Para ello, organizaron una ceremonia que incluía una sorpresa muy especial: su amiga y compañera Gisela Dulko, quien alcanzó el N° 1 del ranking de dobles femenino. Gisela se convirtió así en la segunda tenista argentina en alcanzar esa posición, tras Paola Suárez.

– ¿Cómo fue esa sorpresa por los 10 años?

FP- ¡No fue una sorpresa, fue una sorpresota! Fue muy bonito, porque no me enteré de nada, hicieron un trabajo excelente mi manager Elena, una chica de la WTA y Gise. Estaba en el jardín para hacer una entrevista en televisión, como parte de mi trabajo, y de repente, alguien me cubre los ojos por detrás. Comencé a tocar sus manos para saber si era hombre o mujer. La mano era muy delgada, así que era una mujer. Cuando me quité las manos de los ojos y giré, la vi, y grité tan fuerte que todas las televisiones que estaban en vivo se dieron vuelta a ver qué sucedía (vuelven a reír cómplices). “¿Qué pasó?”, se preguntaron, y solo era yo emocionada de verla.

Gisela y Flavia recorrieron juntas el circuito, y su juego, así como su belleza, no pasaban desapercibidos. Su amistad trascendió el tenis, pero un día decidieron llevarla a la cancha, sin imaginar que llegarían tan lejos.

GD- Nosotras éramos muy amigas fuera de la cancha y lo pasábamos genial. Recuerdo que fue en Hobart, antes del Australian Open, donde nos inscribimos por primera vez. Hacía frío, un viento tremendo y decidimos probar… (se miran, se hacen gestos) y creo que nos fue muy bien.

FP- Desde ese momento jugamos todos los torneos y comenzamos a avanzar en el ranking. Siempre nos llevamos bien fuera de la cancha, y además descubrimos que nos entendíamos muy bien jugando juntas en dobles. Los resultados comenzaron a acompañar y no paramos.

Por el pasillo del Media Garden, al lado de la mesa donde conversan, pasa una banda con un grupo de porristas que les llama la atención. “¿Qué es eso?”, pregunta Flavia. “Deben ser los que inauguraron la sesión nocturna en el estadio”, responde Gisela, y agrega: “Está Bad Bunny esta noche”.

– ¿Te gusta Bad Bunny?

FP- A ella le gusta, yo la acompaño a donde sea. Me encanta la música italiana (lanza otra risotada, evidenciando su toque italiano). No, en realidad, me gusta de todo, la verdad.

Cruzan miradas y risas, se pisan al hablar, sin preocuparse; son dos amigas conversando sentadas a la mesa y Flavia imita el fuerte sonido de la “y” que caracteriza el acento argentino. “Habla bien el argentino”, interrumpe Dulko.

FP- Me sale mejor español (tiene acento castizo) que el argentino.

GD- Bueno, sí, pero si quieres hablar argentino, sabes hacerlo.

FP- Sí, un poco sí (y vuelven a reírse).

Pennetta y Dulko conformaron una

– Ahora, ya retiradas, ¿cómo es la vida después del tenis?

FP- Nosotras somos mamás de tres hijos…

-… ¿Hasta en eso se pusieron de acuerdo? (y vuelven las carcajadas, como cuando compartían cancha)

FP- ¡Sí, por supuesto! La verdad es que yo seguí el ejemplo de Gisela. Ella empezó dos o tres años antes.

GD- Nuestros hijos son pequeños y requieren mucho de nuestro tiempo. Por eso, yo trabajo y de vez en cuando hago algunas cosas por mí.

FP- Yo también, con tres hijos y trabajando mucho en casa, porque, al final, tener tres hijos demanda mucho tiempo. Pero, gracias a Dios, desde hace dos años trabajo para la televisión italiana Sky Sport, así que cuando tengo que viajar, si puedo, me los llevo conmigo a algunos torneos. Además, he participado en las Leyendas en Roland Garros y Wimbledon, y doy charlas motivacionales para empresas. Son actividades que me hacen sentir que no soy solo mamá y mujer, sino que también he sido una deportista con mucho que aportar por todo lo vivido.

Es cierto que Flavia y Gisela tienen tres hijos cada una. Mateo (12 años), Antonella (10) y Daniele (7) son los de la argentina, mientras que Federico (8), Farah (6) y Flaminia (3) son los de la italiana. Un detalle curioso es que los nombres de los hijos de Pennetta, al igual que el de ella y su marido, Fabio Fognini, comienzan con “F”.

– ¿Cómo surgió la idea de que todos tengan nombres que empiecen con “F”? ¿Alguna tradición o pedido especial?

FP- Un día me habló la abuela de Fabio y me mencionó que, como ya habrás notado, mi suegro (Fulvio) y mi cuñada (Fulvia) también tenían nombres que comenzaban con “F”, y que era una tradición familiar. Me preguntó si no tenía inconvenientes en mantenerla. El primer nombre fue fácil: Federico, lo tenía muy claro. El segundo con la “F” me costó un poco, y el tercero… ¡puf! Fue muy difícil encontrar nombres que me gustaran. Pero al ver a mis hijos, siento que sus nombres les quedan perfectos. No podría haberles puesto otros.

Mantienen una gran relación también

– ¿Extrañan algo, les gustaría volver?

FP- El tiempo ha pasado volando y ha cambiado mil cosas, pero cada vez que vuelvo a estar aquí, me emociono un montón; me vienen muchos momentos a la mente. Pero el jueves me llevaron a jugar en el Night of Stars y me temblaban las piernas. ¡Sí! Peor que en la final aquí, que casi vomito. Y pensé: ¿Por qué hago esto? ¿Cómo podía hacer esto antes? Han pasado 10 años; es increíble lo que hemos vivido, creo que fue un momento fundamental en la historia del deporte italiano. Un momento histórico.

– Histórico como el N° 1 del mundo en dobles que lograron ustedes.

GD- La verdad es que ninguna de nosotras pensó en alcanzar la cima del ranking. Empezamos a jugar dobles porque disfrutábamos mucho fuera de la cancha, y luego lo hicimos dentro de la misma.

– ¿Qué las hacía pasarla tan bien dentro de la cancha?

GD- La verdad es que tenemos una conexión brutal. Antes y ahora, a veces ella piensa algo y yo lo mismo. Es raro. Estábamos concentradas en el partido, pero sabíamos lo que sucedía a nuestro alrededor.

FP- Nosotras entrenábamos con su hermano y mi entrenador, y teníamos muchos juegos. Un año llegamos los cuatro a Moscú, cada uno con el pelo pintado de un color diferente.

No es necesario mencionar que las risas volvieron al recordar anécdotas de esas épocas.

FP- Hubo una situación que, ahora, resulta muy graciosa recordar. Una vez, casi me peleo con una chica por defender a mi amiga.

GD- Es cierto, en medio de un partido, una de las rivales me dijo algo feo, miré a Flavia y le dije: “Esa chica me dijo algo muy feo, ¿lo puedes creer?”. “¿Te dijo eso?” y Flavia, muy enojada, fue hacia adelante. Mientras golpeaba la red con su raqueta, le gritaba a la chica rusa “¡Vieni qua! ¡Vieni qua!” Tuve que frenarla para que no cruzara la red; hasta bajó el umpire -termina entre risas-. Fue un papelón tremendo.

FP- Pero yo también le hacía muchas bromas a ella. Un día, durante una fuerte lluvia en Miami, me subí al auto donde nos íbamos y trabé las puertas cuando ella se acercó -estalla de risa-. Fue el año que ganamos el torneo. Tuvimos tres días libres y me acompañó a no sé dónde, y comenzó uno de esos diluvios de Miami. Gisela trataba de entrar al auto, y yo movía el vehículo un metro adelante, por lo que ella solo volvía atrás.

GD- Ambas estábamos muertas de risa, pero yo me empapé. Después me enfermé, tuve fiebre, pero, al final, ganamos el torneo.

FP- (Envueltas en risas, continúa) Siempre le daba sustos; ella era la pobrecita, la que sufría en el equipo por mis bromas. Gise era tan buena que aceptaba cualquier cosa y no decía nada.

– ¿Volverían a vivir en este mundo del tenis?

FP- Sí, aunque fue duro llegar ahí, no fue un camino fácil. Ella (Gisela) con sus cosas, yo con las mías. Cuando llegas, es todo más bonito, pero el camino para llegar a obtener resultados y jugar torneos… siempre se ve lo lindo, pero hay cosas detrás. Pero, la verdad es que no cambiaría nada, valió la pena todo.

GD- Ojalá nos hubiéramos encontrado antes y hubiéramos jugado más años juntas.

Gisela y Flavia siguen sonriendo y se levantan para ingresar al estadio. Los medios están listos para celebrarlas; la dupla N° 1 del mundo que incluyó a una argentina. Una pareja que trascendió más allá de su belleza y lo hizo a través de sus triunfos.