28 de agosto de 2025 00:46

Hallaron sin vida a Shane Christie, ex All Blacks de 39 años, quien abogó por protocolos para el cuidado de jugadores tras su retiro en 2018.

El neozelandés se había convertido en un activista que buscaba mejorar los protocolos para cuidar a los jugadores. Se había retirado del rugby en 2018 por los problemas de salud

El exjugador neozelandés de rugby Shane Christie, de 39 años, fue hallado sin vida en su hogar en Nelson, según lo confirmaron las autoridades locales. Christie había dedicado sus últimos años a promover la investigación sobre los efectos de las conmociones cerebrales y su posible relación con trastornos neurodegenerativos, tras haber experimentado en carne propia los severos síntomas derivados de los golpes sufridos durante su carrera profesional.

La policía señaló que, por el momento, la causa de su muerte está bajo investigación y será remitida al forense, mientras que medios locales como New Zealand Herald advirtieron que el evento se seguirá como un “presunto suicidio”.

A lo largo de su carrera, Christie defendió los colores de los Highlanders en el Super Rugby, los Māori All Blacks –selección secundaria de Nueva Zelanda– y diversas franquicias de rugby en su país. Tras su retiro en 2018, reportó haber sufrido episodios frecuentes de dolores de cabeza, déficit de memoria y fatiga, atribuibles a lesiones cerebrales.

En varias entrevistas, Christie sospechaba de estar afectado por encefalopatía traumática crónica (ETC), una patología neurodegenerativa vinculada a traumas craneales repetidos y ampliamente documentada en el fútbol americano. La ETC solo puede diagnosticarse de manera póstuma, razón por la cual había expresado su intención de donar su cerebro para contribuir a la investigación de este tipo de patologías.

Además de su carrera como deportista, Christie asumió un rol activo en la defensa del bienestar de los jugadores, promoviendo cambios en la manera de abordar las lesiones cerebrales dentro del rugby profesional. Su compromiso se intensificó tras la muerte de su amigo y excompañero Billy Guyton en 2023, quien pasó a ser el primer rugbier de Nueva Zelanda diagnosticado póstumamente con ETC. Christie participó en la Fundación Billy Guyton, destinada a visibilizar las secuelas a largo plazo de las conmociones cerebrales y a ofrecer apoyo integral a quienes enfrentan situaciones similares.

La conexión entre las conmociones cerebrales y la salud mental de los atletas en deportes de contacto se ha convertido en una cuestión relevante en el rugby y otras disciplinas, a raíz de la creciente evidencia sobre síntomas como ansiedad, alteraciones del comportamiento y deterioro cognitivo prematuro en exjugadores expuestos a traumatismos craneales repetidos, según el NZ Herald. En este contexto, Christie subrayó repetidamente la necesidad de recopilar datos más precisos y revisó el sistema de monitoreo médico a nivel local, demandando una mayor apertura institucional.

El ex jugador neozelandés de

En 2018, tras interrumpir su carrera por problemas de salud, Christie negoció con New Zealand Rugby (NZR) la adopción de una serie de recomendaciones para mejorar la respuesta ante lesiones cerebrales en el deporte. Estas propuestas fueron incluidas en una revisión confidencial que él mismo ayudó a elaborar a través de su experiencia personal, aunque el jugador expresó en los últimos meses su frustración por la imposibilidad de hacer público su contenido, según informó el diario local NZ Herald.

Una carta del director ejecutivo de NZR, Mark Robinson, datada en abril de este año, confirmó que “las mejoras sugeridas no podían mencionarse públicamente, pero formaban parte del trabajo interno de la organización sobre lesiones en la cabeza”, tal como especificó el periodista David Fisher en un informe del periódico neozelandés titulado “Cómo le impidieron a Shane Christie hablar sobre lesiones cerebrales el año antes de su muerte”.

Christie dejó en claro que donaría su cerebro para ser estudiado, aunque expresó su disconformidad en una de sus últimas entrevistas respecto a la decisión de NZR de no comunicar las medidas para la protección de los deportistas: “Demuestra que no quieren que se sepa que no están a la altura de su lema de velar por los intereses y el bienestar de los jugadores. Si tuvieran confianza, habrían publicado las recomendaciones de inmediato”.

El exjugador comentó que podría haberse retirado con su “indemnización” y haber permanecido en silencio, pero explicó sus motivos para visibilizar el tema: “Hay jugadores en todo el país que están sufriendo conmociones cerebrales en este momento y no lo saben. El público no sabe cuántos jugadores sufren conmociones cerebrales cada semana. Es mucho peor de lo que creen. Todos los equipos sufren múltiples conmociones cerebrales cada año, y estamos subestimando sus efectos. Por eso tenemos jugadores mayores con (problemas de) conmoción cerebral: no lo gestionábamos entonces y no lo gestionamos ahora”.

Según el testimonio de quienes respaldaron su reclamo, incluyendo la Asociación de Jugadores de Rugby de Nueva Zelanda, representantes políticos y familiares de otros afectados, la divulgación de esos lineamientos permitiría transparentar el enfoque institucional y optimizar las estrategias de seguimiento y apoyo a jugadores activos y retirados.

En Nueva Zelanda, el debate ganó renovada visibilidad tras la muerte de Guyton y la demanda de una investigación a fondo de su caso, que involucre a las organizaciones responsables del rugby profesional. Actores vinculados a la salud y el deporte enfatizan la necesidad de mantener criterios de apertura y evaluación independiente en la gestión médica de las conmociones.

La carrera de Christie se extendió de 2010 a 2017, incluyendo pasos por Tasman (donde fue capitán), Crusaders, Highlanders (donde conquistó el título del Super Rugby en 2015) y los Māori All Blacks; los síntomas recurrentes asociados a una lesión cerebral terminaron con su carrera.