Siempre hay razones para rendir homenaje a Juan Manuel Fangio. Esta vez, se conmemoró el 114º aniversario de su nacimiento. En un evento realizado el martes por la noche en San Telmo, estuvieron presentes sus hijos, Oscar, Rubén y Juan Carlos, quienes compartieron anécdotas poco conocidas del Chueco de Balcarce con Infobae.
El acto también marcó el lanzamiento de un reloj que homenajea al balcarceño, campeón mundial en 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957. Oscar Cacho Fangio (87 años) fue piloto y tuvo la oportunidad de compartir momentos con su padre en las carreras. “Recuerdo una vez que ganó en Buenos Aires bajo un calor intenso. Yo tenía 16 años y él me pidió que llevara un repollo que estuvo toda la noche en la heladera. Hacía 40 grados y le pidió a un mecánico una bolsa con hielo para colocar el repollo, del cual le sacó un par de hojas y se las puso en el casco. Así logró ganar mientras que otros pilotos sufrieron insolaciones“, recuerda sobre la victoria de su padre en el Gran Premio de F1 de la República Argentina de 1955, con un Mercedes.
¿Cómo ideaba Fangio sus estrategias? Cacho explica: “Empecé a notar las cosas raras que hacía, algo común en quienes crecimos en un pueblo. Cuando era chico y me sentía mal, me llevaban a una curandera; te ponían un adhesivo en la panza y un repollo. Tras tres días, el repollo se rompía, porque uno creía que absorbía el calor. Eso fue lo que aprendió mi padre”.

Juan Carlos (80) recuerda que “era un tipo muy bonachón, gauchesco y campechano. Hablar con él era pintoresco. Una vez iba en una camioneta Rural de mi trabajo, lo vi al día siguiente y me dice: ‘ayer venías en esa Rural a paso de tortuga’. Iba a 140 km/h, pero él me había pasado. No te imaginás que prestaba atención a todo”.
Rubén (83) nunca llegó a conocer a su padre y, debido a su fuerte parecido, inició un juicio de filiación, siendo reconocido tras un análisis de ADN positivo, al igual que Juan Carlos. Mantiene una excelente relación con sus hermanos y los ve juntos en diversos eventos. “Sabía que él era mi padrino, pero no que era mi padre”, confiesa. Hasta que un día, un ex empleado de ferrocarriles lo impulsó a investigar más. “Trabajé en gastronomía y la gente decía que era muy parecido. En un hotel en Pinamar, mi madre me confirmo que el Chueco era efectivamente mi padre. Me enteré a los 63 años”.

Al hablar de lo que significa llevar el apellido Fangio, dice que “es una carga pesada porque uno debe hacer honor al apellido. Todos mis amigos me conocen como Rubén Vázquez. La noticia del ADN fue un bombazo, no solo en mi pueblo, Cañuelas, sino en toda Argentina y el mundo”.
Admite que “no le gustaba el automovilismo” y que “era más de fútbol”. Sin embargo, desde que fue reconocido como hijo de Juan Manuel “voy seguido a la Fundación Fangio y al museo, y le empiezo a tomar cariño a algo que antes desconocía”.
Hoy, Argentina revive el furor por la Fórmula 1 con la figura de Franco Colapinto. Los tres comentaron sobre este piloto de 22 años que este fin de semana competirá en Austria con Alpine.

“Hay que darle tiempo, no hay que presionarlo demasiado. No se puede forzar para que demuestre su potencial. Hay que dejarlos tranquilos”, aconseja Oscar.
Juan Carlos confiesa que “me gusta mucho. Probablemente lo vi correr desde sus inicios, ya que en Monza había triunfado en Fórmula 3. También recuerdo el año pasado cuando estaba con Williams y sobrepasó varios autos en la largada (Singapur). Su talento es evidente”. Y, bromeando, añade que “quizás debería hablar un poco menos”.
Por su parte, Rubén asegura que “se nota que tiene talento. Hoy no cuenta con el mejor auto, pero cada vez que lo veo, recuerdo a Ayrton Senna por su físico. Tiene calidad y sé que llegará a buenos resultados cuando tenga un auto competitivo. Tarde o temprano, lo logrará”.
La charla concluyó al comenzar el show de tango, tan argentino como Juan Manuel Fangio. El 17 de julio se cumplirán 30 años de su fallecimiento, pero su legado y su historia continúan vivos a través de sus hijos.