El cierre de la séptima fecha del Torneo Clausura fue escenario de una situación sin precedentes. En el humilde Juan Carmelo Zerillo, donde Gimnasia recibió a Atlético Tucumán por la séptima fecha de la Zona B, el encuentro tuvo que ser suspendido debido a un fallo en la iluminación.
El incidente obligó a detener el partido por una falla en el sistema eléctrico que debía iluminar el campo de juego. La escena surrealista que se vivió en El Bosque pronto transformó la protesta en risa, y en redes sociales muchos se burlaron diciendo que “el estadio se convirtió en La Bresh”, aunque las reacciones iniciales de los protagonistas del Decano fueron de enojo y frustración.
El árbitro Pablo Dóvalo tomó la decisión de detener las acciones a los 28 minutos del segundo tiempo, lo que provocó las quejas del entrenador Lucas Pusineri, quien mostró desconfianza frente al fallo eléctrico. “Esto de las luces es más viejo”, comentó el estratega con pasado en Independiente, recordando un incidente similar que ocurrió en la Doble Visera durante la década del noventa.
El diálogo entre el exvolante y el árbitro continuó, pero Dóvalo se mantuvo firme en su postura. “Estoy agotando todas las instancias para que se pueda finalizar el partido. No creo que sea conveniente que tengan que volver para completar un encuentro que tiene solo 20 minutos restantes. Si tengo que perder, prefiero hacerlo dignamente. Esto es demasiado”, respondió Pusineri.
En ese momento, el Lobo estaba ganando por la mínima, gracias a un gol en contra de Damián Martínez. Además, el equipo visitante jugaba con uno menos debido a la expulsión de Leandro Díaz, quien propinó un puñetazo a Gastón Suso estando alejado de la pelota en disputa.
Como si se tratara de un relato sacado de un cuento de Fontanarrosa o una ficción de Eduardo Sacheri, el partido se reanudó cuando el tablero eléctrico aún no había sido reparado, y los jugadores se vieron obligados a finalizar el encuentro entre las sombras de la Ciudad de las Diagonales.
“Es como cuando los chicos se quedan hasta tarde jugando en la plaza”, comparó Marcelo Espina, quien estaba a cargo de los comentarios en la señal de ESPN. “Es imposible, estamos adivinando quiénes tienen la pelota”, se quejó Mariano Closs, relator de la transmisión.
Fueron 17 minutos de incertidumbre; y cuando la Liga Profesional autorizó reanudar el espectáculo, Dóvalo decidió adicionar 22 minutos hasta el final. “Nunca viví algo igual. He relatado partidos con bruma, con neblina y hasta con una costilla rota, pero esto no me pasó jamás”, comentó Closs. Y agregó: “Hasta la suspensión entendía todo, pero esto no es normal. No se dan las condiciones y la realidad es que no se ve.”
Finalmente, el marcador se mantuvo, y Gimnasia logró un importante triunfo que lo permite soñar con competir en la lucha por ingresar a la Copa Sudamericana del año siguiente y consolidarse en los puestos que otorgan plazas para los octavos de final del certamen local.