La victoria en el clásico se presenta como una necesidad urgente. Existen varios factores que la vuelven inaplazable: la relevancia del encuentro, la naturaleza del rival y la imperiosa necesidad de empezar a enderezar un rumbo que parece cada vez más torcido. La situación actual de Independiente contrasta drásticamente con la vivida en el primer semestre de esta temporada. Además, frente a Racing podría marcar un récord negativo: el peor comienzo de campeonato en la historia del club.
La marca negativa
La igualdad contra San Lorenzo en el Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini llevó al Rojo a igualar la cifra de ocho partidos sin triunfos en el inicio de un torneo, algo que se había registrado en tres ocasiones previas. ¿Cuándo? En el Apertura 1990 (cuatro empates y cuatro derrotas), el Apertura 1995 (siete empates y una derrota) y el Inicial 2012 (cuatro partidos y cuatro caídas). Por lo tanto, para evitar sumar una nueva estadística adversa y complicar aún más la situación, necesita imponerse el domingo a las 15.15 en el Cilindro de Avellaneda.
Independiente ha pasado de ser un equipo protagonista a estar en las sombras de la Zona B del Clausura de la Liga Profesional, de generar ilusión a provocar pesimismo, de recibir aplausos a ser silbado, de competir en todos los frentes a quedarse sin opciones, de mirar de cerca la Libertadores 2026 a distanciarse de los puestos de copas internacionales, de iniciar la segunda parte del año con un triunfo ante Gimnasia de Mendoza a acumular 11 partidos sin victorias desde entonces.
El escenario
Gustavo Quinteros se enfrenta al difícil desafío de recuperar la memoria de un plantel que ha olvidado cómo jugar al fútbol en un breve lapso. En su presentación oficial, dirigió su análisis en esa dirección. “Creo que es fundamental devolver la confianza a los jugadores, recuperar individualmente esa confianza. Se puede lograr con trabajo, especialmente en el ámbito anímico. Debemos buscar esas herramientas”, expresó en su primera conferencia de prensa.
De esta manera, el Rojo se presenta al derbi ante la Academia lleno de urgencias, con la necesidad de sonreír para ahogar los fantasmas de una nueva mancha en la historia de un club gigante y el objetivo de transformar una realidad impensada hace apenas unos meses, cuando Julio Vaccari estaba en el banco de suplentes y Quinteros se debatía entre rumores de una posible llegada a Boca (tras la salida de Fernando Gago) y sus vacaciones en Miami.
