“¿Dónde está Osvaldo?”.
Jorge Ocaña, licenciado en comunicación social, se encontraba en la puerta del estadio de Estudiantes de La Plata realizando una encuesta que posteriormente dio forma a su libro “Quién es más grande”, cuyo propósito fue debatir sobre los criterios que otorgan grandeza a los clubes y, al mismo tiempo, generar controversia. El mundo estaba al borde de la pandemia de COVID-19. Enfocado en su tarea, no pudo evitar notar que una señora le tocaba el hombro y le lanzaba la pregunta: “¿Dónde está Osvaldo?”.
“Al principio pensé que estaba perdida o que buscaba a su esposo. Sin embargo, ella estaba buscando a Zubeldía. Le respondí que no sabía, pero que creía que sus restos estaban en Junín, su lugar de origen. Ella iba siempre a la puerta del estadio para rezarle, pero no entraba a la cancha por el ruido. Rezaba, le dejaba una flor y se iba,” relata Ocaña a Infobae. En ese momento, no se percató de que ese diálogo inocente sería la chispa para el eterno homenaje del club al emblemático entrenador, quien dejó títulos y una profunda huella en la identidad del club.
“Esa escena permaneció en mi mente durante años. Afortunadamente, la gente del club se lo tomó en serio,” concluye. Como resultado, desde el 120 cumpleaños de Estudiantes, la figura de Don Osvaldo se erige en las cercanías del hogar del club. Los campeones del mundo fueron los encargados de descubrir la obra, y un video se volvió viral: el del Flaco Alberto Poletti llorando frente a la obra del escultor Enrique Savio.
Desde su concepción hasta su realización, la estatua tiene un marcado carácter épico pincharrata. “En 2024 fui a dar una charla al club sobre el libro y conté la historia. Me dieron el visto bueno, elaboré el proyecto y avanzamos,” explica. La idea no solo resonó entre la dirigencia, sino que los hinchas se movilizaron masivamente para contribuir a materializar el reconocimiento al director técnico que, en seis años, transformó el fútbol del club, obteniendo seis títulos (tres Copas Libertadores y una Intercontinental) y forjando una identidad que perdura.
“El objetivo era que Estudiantes no destinará fondos a la estatua. Nos propusimos recaudar el presupuesto en 90 días, y lo conseguimos en 25, gracias al club,” detalla. Los aficionados recolectaron bronce a partir de la donación de llaves y cofres. También hubo aportes anónimos de figuras icónicas del club, como Miguel Ángel Russo, Martín Palermo y su hermano Gabriel, el ex volante Gastón Córdoba, e incluso hinchas reconocidos como el economista Claudio Zuchovicki.
Con el material reunido y el artista escogido, quedaba un ítem fundamental: la foto que se iba a inmortalizar. Quien tomó la decisión fue Juan Sebastián Verón, ídolo y presidente del Pincha. La elección no fue caprichosa: en la estatua se lo ve sosteniendo una bolsa de pelotas, en una pose habitual. “Nos dijo que la imagen simboliza el esfuerzo. Y Estudiantes, antes que el éxito, es trabajo,” fue la justificación que ofreció.
El momento culminante llegó cuando se retiró el velo durante la celebración. “Al artista, Enrique Savio, le interesaba especialmente la reacción de los campeones del mundo, como Conigliaro, Pachamé, Poletti… Y al verlo, se pusieron a llorar. ‘Estamos frente a Osvaldo’, decían. Dos damas, familiares de Zubeldía, también se emocionaron hasta las lágrimas. Además, pudimos comunicarnos con la familia de Carlos Bilardo. Todos estaban felices y orgullosos,” se emociona Ocaña.
“Considero que esto es una reparación histórica para Zubeldía, alguien que forjó el ADN de Estudiantes y del fútbol argentino. La gente tendrá la posibilidad de visitarlo sin necesidad de ingresar a la cancha; puede ir, sacarse una foto…,” invita el promotor del proyecto, quien sueña con un “paseo de notables” que acompañe a Don Osvaldo, pero antes tiene una tarea pendiente para completar el ciclo: “Estoy haciendo un llamado a través de los medios para dar con esa señora que me preguntó por él, o algún familiar. Como me condecoraron con una medalla, me gustaría dársela. Ahora, todos saben dónde está Zubeldía.”
