Racing forjó a estos hombres. Les enseñó a navegar en medio de tempestades difíciles: deudas que parecían interminables, crisis institucionales que afectaban las campañas deportivas y la quiebra… Esta vez, Gustavo Costas y Claudio Úbeda, compañeros en el pasado, un jugador y el otro entrenador, se encontrarán como rivales en el campo, en la Bombonera. La Academia los unió, y este domingo, a las 19 horas, se enfrentarán en un clásico vibrante por la semifinal del Torneo Clausura.
Dos guerreros del fútbol, cada uno en su bando, intentarán eliminarse del campeonato tras haber recorrido juntos los intrincados caminos de un Racing que solía chocar sin aprender de los errores provocados por malas gestiones.
Úbeda llegó a Racing en 1995, formando parte de un grupo de destacados jugadores que se unieron de la mano de Pedro Marchetta, incluyendo a Chelo Delgado, Rubén Capria, Tito Pompei y Gustavo Chacoma. Costas ya estaba en su segundo ciclo en el club, que había iniciado en 1992 tras su paso por el Locarno de Suiza.
Con compartieron vestuario hasta 1996, cuando Gustavo se trasladó a Gimnasia de Jujuy luego de ser relegado por el Negro Galván bajo la dirección de Miguel Brindisi. Jugaron juntos como titulares, por ejemplo, en los dos encuentros contra Gremio de Brasil, por la Supercopa 1995.
El 20 de septiembre de ese año, en el partido de ida por los octavos de final, la Academia perdió 3-1 en Brasil (gol del Piojo López), y en la revancha, empató 3-3 en Avellaneda el 5 de octubre, con goles del Piojo, Chelo Delgado y Carrario.
Gustavo y Claudio eran defensores, y la relación entre ambos, dos personajes muy queridos en el ambiente, siempre fue excelente. Con frecuencia, Úbeda lo llevaba en su auto hasta los entrenamientos en Don Torcuato y regresaban juntos.
Ambos, en diferentes momentos, fueron capitanes por un largo período. Costas, con la cinta, había conquistado la Supercopa de 1988. Y el Sifón sería el líder indiscutido del Racing campeón del Apertura 2001, poniendo fin a 35 años de sequía en el ámbito local.
Costas aceptó el desafío
El actual entrenador de la Academia, ídolo indiscutido, fue designado como DT en 1999 en medio de una crisis financiera, cuando el juez Enrique Gorostegui estaba a cargo y la síndico Liliana Ripoll influía en las decisiones. Siempre guiado por su amor incondicional por los colores, asumió el mando del equipo junto a Humberto Maschio. En aquel plantel, Úbeda ya se había convertido en un referente, junto a otros nombres como Teté Quiroz, el Chelo Delgado y Pablo Michelini.
Gustavo logró un compromiso absoluto de los jugadores mencionados para sacar al equipo adelante en una etapa donde era necesario que el juez autorizara su participación cada fin de semana. Les inculcó la misma pasión que hoy transmite a sus actuales dirigidos, a quienes llevó a conquistar la Sudamericana 2024 y la Recopa de 2025.
Cuando jugaron para cambiar la caldera
En aquel Apertura, Racing tuvo una buena campaña y finalizó sexto con 30 puntos, a pesar de las adversidades. Cómo olvidar aquel amistoso de urgencia que tuvo que jugar la Academia en Chile, ante la U, por un pago de 20.000 dólares. Racing ganó 3-2 con goles de Luigi Villalba, Maxi Estévez y Osvaldo Canobbio.
Sin embargo, el resultado fue anecdótico; lo crucial fue que la mitad del dinero recaudado se utilizó para cancelar deudas con el plantel y la otra parte se destinó a comprar una caldera para que todos los jugadores (no solo los que llegaban primero a las duchas) pudieran disfrutar de agua caliente al bañarse.
Úbeda fue un pilar fundamental de ese Racing. Y el Chelo, una figura cada vez más cotizada por el Boca de Carlos Bianchi. Sin embargo, el atacante, hoy secretario técnico del Xeneize, decidió quedarse a luchar con la Acadé durante ese año.
Costas siempre lo valoró: “El Chelo siguió en Racing por el escudo. Pasamos noches en un hotel que estaba censurado para jugar con esta camiseta. Llegamos a pedir colectivos y bebidas a un supermercado. Una vez fuimos de pretemporada a San Bernardo y luego me pidieron que lo mandara de vuelta porque estaba vendido. Cenamos juntos y no se fue…”.
El Sifón dejó Racing en 2004 (futbolizó en Japón) y regresó para su segundo ciclo en 2005-2006. Un año después, Costas volvió a asumir como técnico, cuando Blanquiceleste gestionaba el club en medio de turbulencias. Su tiempo allí fue de un año, tras el cual Gustavo inició su extenso recorrido en el fútbol sudamericano.
Úbeda hizo de todo en Racing. Fue ayudante de campo de Basile, DT de Primera en forma interina y estable, se ocupó de la coordinación de las divisiones Infantiles (tras su paso por la selección juvenil Sub 20) y fue director de la Reserva.
“Costas transmite su amor por Racing y el jugador lo recibe. Los equipos grandes tienen exigencias diarias, y Gustavo posee esa carga por su pasado en el club”, comentó Úbeda en agosto de 2024, tres meses antes de que la Academia alcanzara la gloria en la Sudamericana, en la final contra Cruzeiro en Asunción, Paraguay.
Entre los primeros cuatro de la historia
El Sifón y Costas, dos emblemas de la lucha en Racing, también dejaron su huella en la lista de los jugadores con más presencias en la historia del club. Gustavo ocupa el segundo lugar con 337 partidos, mientras que Claudio es cuarto con 329. Solo los separa Agustín Mario Cejas, tercero con 334 encuentros, y Natalio Perinetti, que lidera con 405.
Dos entrenadores que conocen bien el sacrificio y el sufrimiento, pero también la gloria alcanzada en Racing, se enfrentarán en la Bombonera.








