La Lepra festejó pero no pudo con Central Córdoba y terminó igualando

Era una excelente oportunidad para despedir el año con una victoria en casa y organizar una celebración con los hinchas. Tras consagrarse en la Copa Argentina, Independiente Rivadavia se enfrentaba en Mendoza a Central Córdoba en su último partido del año. Sin embargo, en medio de los fuegos artificiales, las bengalas y los estruendos de “dale campeón” en las gradas, hubo un villano que impidió que la fiesta fuera completa: Alan Aguerre. El arquero del Ferroviario tuvo una actuación destacada y fue decisivo para que el partido finalizara 0-0.

La Lepra no se jugaba nada significativo. Sin posibilidades de clasificar a los playoffs, abordó el encuentro con la intención de regalarle una nueva alegría a su afición. Y tuvo las ocasiones más claras. Con un Villa en un estado excepcional, creando peligro por ambos flancos, tuvo seis oportunidades evidentes. Pero todas fueron contenidas por el arquero rival: él realizó una triple atajada en la primera mitad y se lanzó a desviar los disparos de Sartori y Osella en la segunda.

Cufré lleva la pelota y Fernández marca en Mendoza (Prensa CCO).Cufré lleva la pelota y Fernández marca en Mendoza (Prensa CCO).

Por su parte, Central Córdoba también tuvo sus momentos. Con la posibilidad de asegurar su lugar entre los primeros ocho si conseguía una victoria, se lanzó al ataque. Heredia tuvo varios cabezazos que pasaron cerca, y Besozzi ingresó mostrando la actitud que le había faltado por las bandas en los primeros 45 minutos. Sin embargo, no fue suficiente. A medida que avanzaba el partido, le costó conectar en una mitad de cancha que se convirtió en una autopista de doble sentido, donde Independiente aprovechaba las corridas individuales del inquietante Villa.

La fiesta no faltó

Aunque el marcador no se movió, la celebración fue igualmente vibrante. Sumando a todo lo que se había presenciado antes del partido, a los 30 minutos del segundo tiempo se desató el espectáculo característico del Gargantini: luces, fuegos artificiales y cánticos que resonaban en un estadio lleno de ilusión. ¿Cómo no estarlo? La mente está puesta en un 2026 en el que se jugará la Libertadores. Hasta hubo espacio para dedicarle canciones a Godoy Cruz, su clásico rival provincial, que atraviesa un momento difícil y está al borde del descenso. Independiente vive un sueño, pero ayer, el arquero contrario se lo impidió.

El Gargantini fue una fiesta: así recibió al Independiente Rivadavia campeón (Prensa CSIR).El Gargantini fue una fiesta: así recibió al Independiente Rivadavia campeón (Prensa CSIR).

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