Hubo un tiempo, no tan distante, en que las leyendas del deporte permitían a los periodistas tener acceso sin limitaciones a sus vidas y pensamientos. Así conocimos a Muhammad Ali, Bobby Knight y Jimmy Connors: los periodistas entraban a espacios donde los aficionados no podían, escribiendo lo que veían y escuchaban, con mínima interferencia editorial.
Sin embargo, el equilibrio de poder entre periodistas deportivos y sus protagonistas ha cambiado drásticamente. Los libros y artículos que solían revelar los aspectos menos agradables han sido sustituidos por documentales autorizados. Carlos Alcaraz: My Way de Netflix comienza en el dormitorio del tenista español, donde exhibe su colección de zapatillas y trofeos de Grand Slam.
No obstante, esta serie de tres capítulos ofrece solo la ilusión de cercanía: hay mucho acceso, pero escasa profundidad. Solo vemos lo que Alcaraz y su equipo permiten mostrar y escuchamos solo lo que desean que se escuche. Realmente, en sus propios términos.

En su nuevo libro, Changeover: A Young Rivalry and a New Era of Men’s Tennis, que narra el ascenso del intrigante Alcaraz y su implacable rival italiano, Jannik Sinner, Giri Nathan admite que no logró penetrar en la esfera íntima de sus protagonistas. Sus principales interacciones se dan en conferencias de prensa controladas, donde solo tiene la oportunidad de hacer preguntas ocasionales.
“Changeover” es lo opuesto a un documental pulido, y eso resulta ser más satisfactorio, al menos para los aficionados al tenis que Alcaraz, de 22 años, y Sinner, de 24, están reinventando. Con una mirada crítica y un poder descriptivo, Nathan brinda ideas profundas sin necesidad de tener acceso total. Su libro ilustra cómo dos jóvenes se han apoderado del tenis y del imaginario colectivo, aunque no logre revelar quiénes son en esencia.
La mejor muestra de que Nathan, periodista en Defector, es un observador agudo del tenis es que comenzó a trabajar en “Changeover” en 2023, cuando Alcaraz contaba solo con dos títulos de Grand Slam y Sinner ninguno. Desde entonces, ambos han acumulado siete Grand Slams entre los dos y se han enfrentado en las dos últimas finales de los torneos más importantes: en Roland Garros (en uno de los mejores partidos de la historia, ganado por Alcaraz) y en Wimbledon (donde Sinner tomó venganza).
Nathan se interesó en el español y el italiano por primera vez en 2022, durante un partido de cuartos de final del US Open que se extendió por más de cinco horas. Describe ese enfrentamiento, una victoria en cinco sets para Alcaraz, que aún era un adolescente, como “una poderosa respuesta a quienes se cuestionaban el futuro del tenis cuando los viejos dioses se desvanecieran. Los nuevos dioses asumieron el relevo”.
Estos nuevos dioses —herederos del legado de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic— han emergido con una velocidad y potencia impresionantes. Un cazatalentos, al escuchar a Sinner por primera vez, pensó que el sonido era el estruendo de una construcción en vez de un joven de 14 años golpeando pelotas.
Alcaraz, con sus suaves dejadas y potentes derechas, llegó al circuito profesional con la habilidad innata de desconcertar o dominar a sus oponentes a voluntad. Se presenta como un showman impredecible; Sinner, en contraste, es un introvertido metódico. Nathan señala que cuando compiten, ambos se obligan a reinventar un juego que se ha practicado durante siglos, “creando una gramática nueva, única”.
Nathan utiliza descripciones vívidas para retratar sus enfrentamientos. Al hablar del octavo duelo entre ellos, el año pasado en Indian Wells, escribe que Alcaraz y Sinner “se movían como fichas de air hockey, en una versión más libre y sin fricción de un mundo al que nosotros, en las gradas, no teníamos acceso, a pesar de estar a pocos metros”. En otro partido, menciona: “El truco para vencer a Alcaraz es privarlo de subsistir en lo original que es”. Y fue Sinner, en su mejor nivel, quien “logró fijar a Alcaraz al fondo de la cancha, como una mariposa pegada a un corcho”.

Ni siquiera una prosa tan reveladora puede capturar totalmente la sensación de ver a Alcaraz y Sinner moverse y golpear la pelota en la pista. (Un mérito: a pesar de sus fallas, el documental de Netflix muestra numerosas imágenes de Alcaraz jugando).
“Changeover” se disfruta mejor con el móvil cerca, listo para buscar en YouTube cualquier intercambio “Sincaraz” —como llama Nathan a sus duelos— que valga la pena ver. “El mejor tenis provoca risas en el público”, comenta sobre el partido entre ambos en Beijing, en 2024. Al observar esos momentos destacados, no pude evitar reírme en varias ocasiones.
El 2024 no fue del todo espléndido para Sinner, aunque ganó dos Grand Slams y terminó la temporada como número uno del mundo. En agosto, los seguidores del tenis descubrieron que había dado positivo en un control antidopaje por una mínima cantidad de un esteroide anabólico prohibido.
La historia de Sinner acerca de cómo esa sustancia, clostebol, ingresó a su organismo —que él atribuye a una herida en el dedo de su masajista— resulta, como indica Nathan, absurda pero plausible. Como resultado, recibió una suspensión de tres meses en la que no se perdió ningún torneo importante, lo que afectó su reputación, pero le permitió seguir ganando títulos.
La suspensión de Sinner y todo el revuelo generaron múltiples preguntas, también para Nathan. Sin embargo, el italiano apenas respondió en profundidad, dejando espacio para la especulación.
“Lo que perdemos en este nuevo ecosistema mediático”, señala Nathan, “son las historias incómodas que los jugadores prefieren no contar”. Al final, lo innegable sobre Sinner es su talento. Para Nathan, el estilo de juego del italiano evoca “la imagen típica del cine sobre extraterrestres: delgado, dotado de una fuerza inexplicable para el cuerpo humano, sereno en su actitud, capaz de ser letal sin esfuerzo aparente. Resulta hipnótico”.
Para Sinner, en este momento de su vida y carrera, esa admiración por su juego y por cómo cautiva al público parece más genuina que cualquier intento de explicar quién es como persona. Como en todas las grandes rivalidades, la contienda Alcaraz contra Sinner perdurará por lo que sus partidos provocan. La historia que relata Giri Nathan en “Changeover” habla de la trascendencia evidente y de las posibilidades aún desconocidas. Los nuevos dioses del tenis pueden parecer distantes, pero quienes siguen este deporte aprecian, y mucho, su existencia.
Fuente: The Washington Post