Luis Suárez es famoso en el mundo del fútbol por sus hazañas deportivas, pero también por haber mordido la oreja de Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil 2014, un incidente que ha tenido otras dos repeticiones. Recientemente, el jugador uruguayo volvió a estar en el centro de la polémica durante la final de la Leagues Cup en Estados Unidos, donde su compañero de equipo Sergio Busquets también estuvo involucrado. El Inter de Miami terminó perdiendo 3-0 ante los Seattle Sounders.
La situación se tornó caótica cuando el árbitro pitó el final del encuentro con el marcador 3-0 a favor de Seattle. Las cámaras captaron claramente a Suárez, delantero del Inter, escupiendo a un miembro del cuerpo técnico de Seattle Sounders, un gesto que revivió viejas polémicas del pasado del jugador, ya sancionado anteriormente por comportamientos similares. El conflicto se intensificó cuando Busquets, exmediocampista del FC Barcelona, intervino en una pelea y lanzó un puñetazo al joven jugador Obed Vargas durante una tumultuosa confrontación. La escena, ampliamente difundida en redes sociales y medios, reflejó la tensión acumulada en una final que el Inter de Miami no logró afrontar con solidez.
“A nadie le gusta que al final del partido ocurran este tipo de acciones. Puede que haya una provocación que lo desencadene, pero no sé qué ocurrió”, comentó Javier Mascherano en la conferencia de prensa posterior. Sus declaraciones evitaron la responsabilidad directa y enfatizaron la falta de detalles sobre los hechos protagonizados por los dos veteranos, considerados ídolos históricos del fútbol europeo.

Los incidentes ensombrecieron el desarrollo del partido, uno de los eventos más destacados del año en el fútbol estadounidense. Con esta derrota, el Inter de Miami se queda sin el título y suma su segunda decepción decisiva de la temporada, tras haber sido eliminado en la Copa de Campeones de la Concacaf por los Vancouver Whitecaps en abril. A pesar de contar con la presencia goleadora de figuras como Lionel Messi y la expectativa generada por la llegada del argentino Rodrigo de Paul, el equipo enfrenta una racha irregular de resultados y una dependencia excesiva de su estrella principal.
La posición en la MLS refleja estas dificultades: el Inter de Miami ocupa el décimo lugar en la Conferencia Este, con un déficit de once puntos respecto al líder y cuatro partidos menos, lo que pone en duda sus aspiraciones a los playoffs y al título del Supporters Shield. Los errores defensivos, la desconexión entre líneas y la falta de respuesta ante rivales fuertes han repetido los problemas evidenciados en la final contra Seattle.
La Major League Soccer (MLS) ha abierto un proceso disciplinario que investiga a ambos jugadores. El reglamento contempla sanciones que varían de uno a seis partidos según la gravedad de las conductas, así como penalizaciones específicas para actos que atenten contra los principios de deportividad y respeto. La reacción del entorno futbolístico estadounidense fue inmediata; en medios de comunicación y redes sociales, tanto analistas como aficionados exigieron sanciones ejemplares por lo ocurrido en el Lumen Field, resaltando los riesgos que estos episodios suponen para la imagen de la competición.
El Inter de Miami, que ha sumado varias incorporaciones internacionales en 2025, enfrenta crecientes presiones tanto en lo deportivo como en la gestión de crisis extradeportivas. La falta de títulos este año reaviva dudas sobre la dirección del club y el impacto real de juntar a figuras consagradas del fútbol internacional en un plantel con desequilibrios tácticos. La atención se centra en las decisiones disciplinarias que tomará la MLS, que debe pronunciarse en los próximos días y sentar un precedente para futuras situaciones de indisciplina colectiva. Mientras tanto, la imagen de la final de la Leagues Cup sigue marcada por el enfrentamiento entre Luis Suárez y Sergio Busquets, cuyo futuro inmediato depende ahora del dictamen de las autoridades del fútbol estadounidense.