Si hay algo que eleva a Russo más allá de su legado en vida, es su post mortem. Rara vez se observa lo que está sucediendo ahora con la gente. Con los amantes del fútbol que lo conocieron a fondo y aquellos que han tenido la oportunidad de descubrirlo a través de los fragmentos de entrevistas de su extensa trayectoria. Como aquella frase de “el amor lo cura todo”, o más recientemente, cuando se le preguntó si era realmente el momento de asumir su tercer ciclo en Boca, justo antes de un Mundial.
A Miguel, sabio y con gran conocimiento del juego, le surgió el icónico “No sería yo, ¿sabés lo que es no ser vos? ¿Nunca te preguntaste no ser yo? Uno tiene que tratar de intentar ser uno, no hay otra forma, otra manera”. Una frase memorable, más profunda que el simple “son decisiones” como forma de evadir explicaciones.
Orgullo para Nacho Russo (tan apasionado por el fútbol que desea jugar hoy contra Newell’s), su familia y su gente, lo inolvidable que generó Miguelo, no solo se vio en las redes sociales, sino también en la vida real. En esa Bombonera que le brindó el escenario ideal para su despedida, un verdadero desfile para la historia.
No tuvo el mismo impacto social que la muerte de Maradona, claro, estamos hablando de un genio, pero sí suscitó reacciones memorables. Por el respeto que se ganó a lo largo de su carrera y por este final organizado, despidiéndose como él quería, siendo DT de Boca y transmitiendo algo especial en esa dura batalla que luchó.
Impresionante lo de Miguelo, un reconocimiento más que merecido. Logró incluso el saludo de Messi, con quien solo compartió el amor por el fútbol; el reconocimiento de potencias europeas, a pesar de no haber dirigido en esas tierras; el respeto sublime y centrado de River y de todos los clubes del fútbol argentino; el navegar por distintas camisetas en la Bombonera sin ningún tipo de agresión, como debe ser siempre, con uno de Boca abrazándose con otro que llevaba la de Juanfer; incluso la visita de Bravo, el ex Vélez que dejó de jugar por un problema cardíaco y lo recordaba con mucha emoción.
Impresionante, el DT de todos logró algo para la historia. Reunió de forma unánime a profesionales, por respeto y por legados. Seguramente, ni el mismo Miguelito habría imaginado un homenaje de tal magnitud a nivel nacional e internacional.