Racing llegó a Río de Janeiro: de la arrogancia del Flamengo al nuevo tatuaje de moda del brazo torcido de Costas entre los hinchas de la Academia

Los hinchas del Flamengo caminan con la arrogancia de una chica (o de un chico, por qué no) que se sabe bonita. “Vamos a copar, el Maracaná…”, cantan los de Racing que tunearon la canción de la final de la Copa Sudamericana. Pero lo cierto es que, a las 11:00 de este martes, las camisetas que están por todos lados son las del ‘Mengao’. En esta ciudad maravillosa de 16 millones de habitantes, 40 kilómetros de playas y una red vial que forma un enjambre de 3300 kilómetros de recorrido, están las clásicas, a rayas horizontales rojas y negras, todas negras, todas coloradas, verdes, celestes… pero todas del anfitrión.

Foto Marcelo Carroll – Enviado especial CLARIN

Se sabe linda, decíamos. Y lo dicen: “No creo que tenga chances Racing: Flamengo 3, Racing 0”, sentencia Thiago, el taxista que más temprano nos llevó desde el aeropuerto a Copacabana.

La rambla de cuatro kilómetros es zona del Mengao. Hay un fenómeno curioso en Río: todos hinchan por el equipo local. En realidad, una situación que se acerca más a la normalidad pero que el futbolero argentino no admite.

José acomoda las sillas del bar en el que trabaja frente a la playa. Nació en San Pablo, es hincha del Corinthians pero quiere que el Fla le gane a la Academia. Y la respuesta es un loop. “Tres cero”. “Cuatro a uno”. “Dos a cero”, dicen los más conservadores.

A las 12:00, la pregunta es, ¿dónde están los hinchas de Racing? Y la respuesta está en la otra rambla, esa que se hizo mundialmente famosa por la garota de Vinícius de Moraes, que también mide cuatro kilómetros. ¿Cuántas piedritas tiene pegada? No lo sabe ni chatgpt. Lo que sí sabe es que ese meneito de su diseño fue pensado por Burle Marx para recrear el movimiento del mar.

Foto Marcelo Carroll - Enviado especial CLARINFoto Marcelo Carroll – Enviado especial CLARIN

Río es una ciudad que se mueve al ritmo de la playa, sus paisajes monumentales, los visitantes de todo el mundo (el año pasado, a esta fecha, habían llegado más de un millón y medio de turistas), la samba y el fútbol. Los cuatro grandes cariocas son Vasco Da Gama, Botafogo, Fluminense y Flamengo, pero de estos dos últimos, el Fla es gigante. Según la consultora Ibope (la misma que mide los ratings en la Argentina), el equipo que este miércoles enfrentará Racing es el más popular de Brasil con unos 4.5 millones de torcedores. “O mais grande du mundo”, obvio. Setenta y cinco mil de esos estarán en el Maracaná.

Los otros cuatro mil lugares los completarán los hinchas de Racing que llegaron en un centenar de colectivos, decenas de vuelos y un par de aviones chárters que contrató el club a cambio de 1.300.000 pesos para ir y volver en el día con el ticket para el encuentro incluido.

El partido comenzará a las 21.30, cuando termine Vale tudo, la ‘Avenida Brasil’ de estos días que miran 20 millones de brasileños, y condiciona el arranque de los partidos de Copa Libertadores. Es que, el número es contundente: desde su estreno este año ya la vieron 134 millones de personas.

Pero falta, para el partido y para la novela; son las 15:00 de este martes y estamos con Joao que vende pao de queijo. Tez morena y pelo entrecano. La piel ajeada, curtida por el sol y la alegría brasileña. Es hincha del Fla y se mofa de la suerte de los equipos argentinos frente a su club: “No pueden con nosotros”. “Pedro, Jorginho, Lino… o melhor time”. Y tiene razón: de las últimas 15 semifinales de Libertadores, los brasileños pasaron en 11.

A 45 minutos, en Barra de Tijuca, también hay camisetas albicelestes. Allí están los hinchas que quisieron alojarse cerca del hotel del plantel de Gustavo Costas. Pancho Madroñal, de San Cristobal no se pierde ningún partido de la Academia. El viernes 22 de noviembre del año pasado salió corriendo del trabajo, se subió a un bondi y salió para Asunción. Viajó 22 horas, vio el partido de la Academia y tuvo que correr para tomar el que lo llevaba de vuelta: “No estuve ni un segundo más”.

Vio la final de la Sudamericana en Asunción de Paraguay, la semi con Corinthians en San Pablo y obviamente estará en el Maracaná.

Foto Marcelo Carroll - Enviado especial CLARINFoto Marcelo Carroll – Enviado especial CLARIN

Esteban es de Adrogué y recuerda que se fue ida y vuelta a Rosario en la caja de una camioneta el día que autorizaron jugar a Racing después de la quiebra.

Es uno de los integrantes de un grupo de 15 amigos de Entre Ríos, Capital, Santa Fe que se juntan en cualquier lugar del continente en el que juegue la Academia. “Obvio que el sueño es llegar a Lima”.

Una más: Roni cumple años hoy, 22 de octubre, y lo festeja en Río. Igual que todos los integrantes de este grupo, tiene tatuado el brazo torcido de Costas, producto de una promesa: “Si ganábamos en Paraguay, prometimos que nos tatuábamos el brazo de Gustavo. Lo mejor fue que lo invitamos a comer un asado y el tipo vino. Nos hicimos el tattoo todos en vivo, con Costitas ahí, una locura”.

Desde Buenos Aires intentan que ese paisaje perfecto que marida la exuberante playa con los morros que nacen desde el mar y las caipis con las canciones de la Academia no se convierta en un infierno en el camino hacia el Estadio Maracaná.

Para eso, las autoridades de Río avisaron que pretenden que todos los hinchas salgan hacia el Maracaná desde los puntos de encuentro en colectivos especiales que viajarán hacia el estadio desde las 10 de la mañana.

Foto Marcelo Carroll - Enviado especial CLARINFoto Marcelo Carroll – Enviado especial CLARIN

El equipo de Costas llegó al hotel cerca de las 20:00 del martes. Una multitud de hinchas lo recibieron con muchos fuegos artificiales y cánticos, como si ingresaran al Hilton de Buenos Aires, a pocos kilómetros kilómetros del Cilindro. La mayoría con camisetas de Racing, con escudos y símbolos académicos tatuados. Se tienen fe, más allá de la arrogancia y los millones de su rival que se siente invencible. Ellos sienten que el brazo de Gustavo Costas puede torcer ese destino que los cariocas sienten como si estuviera firmado.