2 de septiembre de 2025 03:08

Ricky Rubio opina sobre Lamine Yamal: “Se le otorga una responsabilidad a un niño que no está listo aún”

La historia de Ricky Rubio brinda una perspectiva particular para analizar el impacto de la presión mediática y las expectativas sobre los deportistas que llegan a la élite a una edad temprana. El jugador debuta profesionalmente a los 14 años en la ACB, lo que lo hizo enfrentar de manera anticipada la exigencia y la atención pública, una situación que hoy le preocupa en el caso de Lamine Yamal, joven estrella que acapara titulares en el fútbol español.

En una entrevista con Jordi Évole, Rubio compartió su visión sobre la precocidad en el deporte y sus consecuencias. “Veo cosas de mi propia vida en la de él. Creo que se le está dando una responsabilidad a un niño que puede que no esté listo. Parece que por jugar bien al fútbol, tiene que saber manejarlo todo”, comentó el exjugador de la NBA, quien ha vivido de cerca los desafíos de los talentos adolescentes. Las palabras de Ricky surgen en un momento donde Lamine Yamal, que apenas tiene 16 años, ha pasado de la cantera del Barcelona a ser un referente en el ámbito nacional e internacional, jugando minutos clave en partidos de alta competencia y representando a uno de los clubes más prominentes del fútbol mundial. Esta rápida transición al protagonismo convierte al joven delantero en el foco de expectativas y proyecciones tanto deportivas como extradeportivas.

Ricky, cuya carrera empezó de manera similar, utiliza su propia experiencia para advertir sobre el riesgo de imponer roles adultos a quienes todavía están en formación. Durante su conversación, el base recordó el impacto que tuvo la presión mediática en su desarrollo y la dificultad de manejar las emociones en un entorno que prioriza el rendimiento y la imagen. “Jugar en la NBA ha sido increíble, pero quizás hubiera sido más feliz en Badalona. En mi tercer o cuarto año en la NBA no la estaba pasando bien. Me abrí en una entrevista. Un jugador con más experiencia me aconsejó no hacerlo, para que no explotaran mis debilidades. Me di cuenta de que todo tenía que ser un mundo falso y bonito, tenía que ocultar mis emociones”, relató Rubio, que tras la pérdida de su madre en 2016 enfrentó uno de los momentos más difíciles de su vida.

El jugador del FC Barcelona

Al referirse a Lamine Yamal, Rubio no solo reflexionó sobre su carga en el campo, sino también sobre la influencia que puede ejercer en otros niños que lo admiran. Compartió una anécdota sobre su familia: “No hablamos mucho de fútbol, ni de baloncesto, ni de deportes en general, yo miro algo de baloncesto, pero fútbol no vemos, y mi hijo de cinco años empezó a jugar al fútbol en la escuela. Le compraron unas zapatillas de fútbol para su cumpleaños y me preguntó si eran las de Lamine Yamal. Pensé ‘este nombre no había estado en casa’. En la escuela se habla de él”. El impacto mediático del futbolista va más allá de lo deportivo y llega al imaginario de los niños.

Ricky se cuestionó sobre la preparación emocional de estos jóvenes que, de la noche a la mañana, se convierten en figuras públicas. “¿Está recibiendo suficiente formación para entender esto? ¿Es consciente de aceptar esa responsabilidad o como sociedad le exigimos eso solamente porque juega bien al fútbol?”, planteó. Esta reflexión resalta la necesidad de un acompañamiento adecuado para quienes atraviesan procesos de maduración bajo los reflectores, en una etapa en la que deben equilibrar su desarrollo personal con la presión de tener un alto rendimiento y representar a millones de fanáticos.






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Tanto la experiencia de Rubio como la aparición de Lamine Yamal reabren el debate sobre la gestión del talento adolescente en el deporte profesional. La historia de Rubio ejemplifica los riesgos de la sobreexposición y la carga de responsabilidades. Sus palabras enfatizan la importancia de crear entornos que prioricen el bienestar humano junto al desarrollo deportivo. Comprender las trayectorias de quienes logran hazañas extraordinarias en la adolescencia requiere mirar más allá de los récords y triunfos. La advertencia de Ricky Rubio invita a reflexionar sobre los límites y las obligaciones que impone la sociedad a los jóvenes prodigio.