Un Lanús más enfocado en su semifinal sudamericana que en el torneo, anoche cuidó jugadores e igual ganó su partido, trepándose así a la punta de la zona de River. Este último se encuentra clasificándose a playoffs desde el quinto lugar, pero ahora está más alejado del líder, a ocho puntos de distancia. Varios equipos lo persiguen desde atrás, aprovechando que ha perdido los últimos 12 puntos en disputa.
Un cambiante y prometedor Argentinos, que también tiene posibilidades de llegar a la final de la Copa Argentina, ganó su partido, y el efecto inmediato de esta victoria es que River quedó fuera de los tres primeros en la tabla anual. Es decir, cuando esta noche salgan a jugar en el Kempes contra Talleres, el equipo de Marcelo Gallardo estará fuera de la Copa Libertadores 2026.
Sin duda, los problemas de River tienen menos que ver con los méritos crecientes de varios de sus rivales y más con sus propias incapacidades y su evidente falta de reacción en medio de este descalabro.
Este desconcierto que los caracteriza es lo que provoca que cualquier rival que se enfrente a ellos hoy no sienta el más mínimo respeto, saliendo a la cancha convencido de que está ante un equipo debilitado, que sufre de flojera anímica y amnesia deportiva, al cual puede vencer sin importar los millones y la historia que le quieran imponer.
Algunos resultados podrían transformar drásticamente este clima; como ocurrió cuando eliminó a Racing, River aún tiene posibilidades vigentes en todas sus competencias: puede ganar la Copa Argentina, el Clausura y clasificar a la Libertadores por tabla anual.
Por ahora, camina por una delicada cornisa, porque de esos lances que le pueden otorgar gloria, estrellas y proyección también puede resultar que se quede sin ninguna de las tres cosas.
¿Y de cuál de esos dos escenarios está más cerca el River que hemos estado viendo?