Russell habla de su “bronca y ansiedad” y cómo su infancia complicada lo llevó a la F1

El piloto de Mercedes George Russell ha compartido las dificultades de su niñez en el karting y los sacrificios realizados por su padre en su camino hacia la Fórmula 1.

Russell profundizó en su juventud a través de una columna en The Players’ Tribune, donde relató lo solo que se sentía, ya que sus hermanos mayores habían dejado el hogar familiar y su padre trabajaba incansablemente para financiar su carrera.

“Mi padre trabajaba en la agricultura y tenía su propio negocio”, escribió el británico. “Laboraba todo el día, todos los días, para poder sostener mis sueños de piloto. Se iba a trabajar antes de que yo me despertara, y cuando regresaba, yo ya estaba en la cama. Así que, cuando no estábamos en el circuito los fines de semana, me preguntaba: ‘¿Dónde está mi padre?’

“Tengo un hermano, Benji, 12 años mayor, y una hermana, Cara, 13 años mayor. Así que, mientras crecía, solo estábamos mi madre y yo en casa. Durante las noches, los pájaros siempre cantaban, pero no sonaban como los pájaros bonitos; ¿sabes? Era como si viviera en una casa encantada. A veces, veía la televisión solo y eso me aterraba.

“Una vez que se ponía el sol, todo se tornaba espeluznante. Si veía un par de faros pasar por la ventana, era una sensación de ‘¿qué está pasando?’ Un solo coche y comenzaba a ponerme nervioso. Cualquier ruido, cualquier crujido en la casa, me hacía pensar: ‘Algo está pasando’.

“Básicamente, tenía miedo de mi propia sombra. Probablemente no me di cuenta en ese momento, pero al mirar hacia atrás, era un niño un poco solitario”.

Russell también vivió las típicas dificultades que enfrentan los pilotos a la hora de hacer amigos en la escuela, una experiencia con la que Esteban Ocon se siente muy identificado.

“No tenía muchos amigos en el colegio porque todos los fines de semana, cuando otros chicos celebraban cumpleaños o visitaban a amigos, yo estaba en el circuito”, comentó el piloto de 27 años. “Con el tiempo, las invitaciones dejaron de llegar. Yo sabía la razón, por supuesto, pero mi atención estaba en otra parte. Eso no significa que no quisiera tener amigos, como todos. Claro que los tenía.

George Russell, Alex Palou, Dorian Boccolacci

George Russell, Alex Palou, Dorian Boccolacci

Foto de: CIK/KSP

“Al principio, pensé que podría hacerme amigo de los demás pilotos, pero pronto aprendí que en realidad no puedes ser amigo de tus rivales. El karting era bastante brutal, porque competías rueda a rueda y te golpeabas en cada curva, lo que terminaba desencadenando peleas con la mitad de la parrilla. Además, los padres se enfrentaban entre sí, lo que repercutía en los niños. Así que se volvió una vida bastante aislada.

“Para ser sincero, no le di demasiada importancia a la escuela, porque ya sabía a esa edad dónde quería estar. La gente siempre me pregunta cómo me sentí cuando era más joven, perdiéndome divertidas experiencias y sacrificando gran parte de mi infancia. Para mí, no fue un sacrificio; fue una decisión. Quería estar en el circuito. Quería correr. Quería ganar”.

Muchos jóvenes pilotos de karting aspiran a llegar a la Fórmula 1, pero muy pocos lo logran. El padre de Russell, Steve, era extremadamente exigente, especialmente con su cronómetro manual, ya que no contaban con cronometraje en tiempo real. El joven se mostró desconcertado por su escaso ritmo en las pruebas, a pesar de lograr muchas victorias.

“Probablemente tardé seis años en darme cuenta de lo que sucedía”, explicó. “Al fin lo comprendí: mi padre retrasaba el cronómetro intencionadamente. Añadía segundos a mi tiempo. Quería que siempre pensara que era un poco más lento de lo que realmente era.

“Incluso cuando ganaba todo, siempre había una expectativa de que podía mejorar. Siempre un poco más.

“Durante diez años de mi carrera, en cada vuelta buscaba dónde estaba mi padre. Siempre ansiaba ver la expresión de su rostro, buscaba su satisfacción. Y no sé… parecía que estaba más decepcionado que orgulloso. Siempre deseaba más de mí. Creo que él sabía lo que se necesita para estar en uno de esos 20 asientos [F1].

“Se requiere… todo”.

George Russell

George Russell

Foto de: CIK/KSP

La presión por triunfar terminó afectando a Russell, y cualquier contratiempo se convertía en un gran peso en su joven mente.

“Teníamos una pequeña autocaravana que utilizábamos para viajar a las carreras cada fin de semana”, relató Russell. “Cuando tenía buenas actuaciones, éramos como una gran familia feliz.

“Pero si me adelantaban en una curva o cometía un pequeño error, el viaje de regreso a casa se convertía en el más largo del mundo. Nos subíamos a la furgoneta para el viaje de seis o siete horas de vuelta a Norfolk y permanecíamos en silencio durante mucho tiempo. Un silencio abrumador. Como una tetera al fuego.

“Esa fue probablemente la parte más difícil. Como niño, ves y sientes todo eso y sientes que tú lo has causado.

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“Tan pronto como regresábamos a casa, corría a mi habitación. Todas esas emociones y la ansiedad se acumulaban dentro de mí. Sentía el impulso de escapar, ¿me entiendes? Tenía que salir de allí o iba a entrar en barrena”.

Después de ganar varias competiciones de karting y el campeonato británico de Fórmula 4, Russell logró concretar una reunión con los jefes del equipo Mercedes de F1, lo que aseguró su futuro en el automovilismo.

“En ese momento de locura, cuando mi sueño de infancia se hizo realidad, pensé en mi padre”, comentó el inglés. “Deseaba contarle todos los detalles.

“No sé qué esperaba, pero su reacción fue sorprendentemente diferente. No me llenó de preguntas… Ni siquiera me pidió venir a la reunión. Simplemente me felicitó y nos abrazamos. Me sentí como si hubiera estado en una jaula durante mucho tiempo, y él me hubiera estado domando y formando en lo que soy. En cuanto Mercedes me fichó, me dejó volar”.

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