Desde hace algún tiempo, la temática de la salud mental ha dejado de ser un tabú en el ámbito del alto rendimiento deportivo. Cada vez son más los atletas que saben hasta dónde pueden llegar y comprenden que el bienestar psicológico es innegociable. Simone Biles, la indiscutible reina de la gimnasia artística, se atrevió a dar un paso al frente en unos Juegos Olímpicos, volviendo más fortalecida y demostrando por qué es la deportista más galardonada de la historia. En este contexto, y en su primera visita a Argentina, volvió a poner en el centro de la discusión esta problemática.
En el auditorio de la Sede del Gobierno de la Ciudad, en Parque Patricios, más de 300 personas tuvieron la oportunidad de ver y escuchar a la estrella estadounidense, quien también compartió detalles sobre su infancia. Su madre era adicta a las drogas y nunca conoció a su padre, razón por la cual vivió en un hogar de tránsito hasta que sus abuelos, Ron y Nelle, la adoptaron junto a su hermana, Adria. A los seis años, una excursión arruinada por la lluvia la llevó, casi por azar, a un gimnasio en Texas, donde descubrió su pasión.
Simone Biles en la sede del gobierno porteño (Reuters).A lo largo de su trayectoria, la gimnasta de 28 años ha cosechado 23 medallas de oro en campeonatos mundiales y 11 medallas olímpicas (7 de oro) en tres ediciones: Río 2016, Tokio 2020 y París 2024. Sin embargo, durante el evento celebrado en la capital japonesa, la oriunda de Ohio enfrentó problemas de ansiedad que la obligaron a retirarse de gran parte de las competiciones.
La palabra de Simone Biles en Buenos Aires
Ante la pregunta sobre su participación en el evento donde será anfitriona, la gimnasta no titubeó y confirmó su asistencia, aunque, entre risas, dejó claro: “Voy a estar en Los Ángeles 2028. La cuestión es que no sé si será saltando sobre la colchoneta o en la tribuna… De todas formas, sos libre de jugar con fuego y quedarte con el. Pero definitivamente voy a ir y ser parte de ese movimiento.” En 2028, tendrá 31 años.
Biles y Jorge Macri, jefe de gobierno porteño.Acerca de su relación con el deporte, aseguró: “Hoy en día no me gusta entrenar, odio entrenar. Creo que la salud física debe ir de la mano de la salud mental, por eso fue el éxito en París (2024, donde ganó tres oros y una plata). La salud física y mental estaban al mismo nivel.”
Biles se ha convertido en un referente en la defensa de la salud mental de los atletas de élite tras haber tomado la decisión de no competir en Tokio 2020 debido a cuestiones de salud mental.
“Continúo asistiendo a terapia una vez por semana, es parte de mi rutina. Soy fuerte y estoy recibiendo la ayuda que merezco”, confesó.
Aunque no está compitiendo, Biles sigue absolutamente comprometida en la campaña para crear conciencia sobre la importancia de cuidar la salud mental de los atletas.
“Al principio, cuando estaba en el escenario mundial y me convertía en un modelo a seguir, sentía que debía ser perfecta”, comentó la deportista, quien se introdujo en la gimnasia casi por casualidad al conocer un gimnasio en Texas durante una excursión escolar en un día lluvioso.
“Si puedo ser honesta, franca y vulnerable, la gente podrá ver que sigo siendo un ser humano en lugar de una máquina de ganar oros. Elegí hacer un cambio, dejar de ser un modelo, un ícono y convertirme en alguien lo más normal posible”, añadió.
En esa línea, Biles compartió detalles sobre su vida conyugal con Jonathan Owens, jugador de la NFL en los Osos de Chicago.
“No soy una esposa celosa. Viajo mucho, me gusta estar activa. Si estoy en casa, estoy limpiando, lavando los platos o sacando a pasear al perro. Soy como ustedes, soy humana”, enfatizó.
Biles, quien se mostró asombrada con la carne y el vino argentino que probó en un restaurante porteño, ofrecerá el jueves una clínica de gimnasia artística para niños.
