Taylor Townsend, actual número uno del mundo en dobles de la WTA, se ha convertido en una de las figuras más comentadas del US Open. Su participación en el torneo no solo resalta por su rendimiento deportivo, sino también por la sinceridad con que compartió su historia personal y los desafíos que ha enfrentado dentro y fuera del tenis profesional.
En una entrevista con The Pivot Podcast, la tenista estadounidense discutió temas como la discriminación, la presión por la imagen corporal, la maternidad y la necesidad de transformar la cultura del tenis femenino.
Durante el grand slam que se llevó a cabo en Nueva York, Townsend tuvo una charla amena con los exjugadores de la NFL y presentadores del pódcast, Ryan Clark, Fred Taylor y Channing Crowder, quienes la recibieron en un clima relajado. La entrevista le permitió a la deportista repasar su trayectoria, desde sus inicios en el tenis hasta su consagración como referente mundial en dobles.

Una infancia entre raquetas y referentes
La infancia de Townsend estuvo marcada por la influencia de su familia y la comunidad afroamericana en el tenis. Creció en Chicago, donde esta comunidad dedicada al deporte era pequeña pero unida. Al respecto, comentó: “Todos se conocen, es un ambiente familiar”.
Inspirada por las hermanas Williams, junto a su hermana mayor compartieron sueños y raquetas desde muy pequeñas. “Idolatrábamos a las Williams y queríamos ser como ellas”, recordó entre risas, narrando anécdotas de sus primeros partidos de dobles junto a su hermana, que terminaron abruptamente tras una travesura en la cancha.
La mudanza a Atlanta, motivada por una oportunidad laboral de su padre, abrió nuevas posibilidades para su desarrollo deportivo, al permitirle entrenar en mejores condiciones climáticas y rodearse de figuras como Donald Young Jr., quien se convirtió en un modelo cercano de éxito.
Sacrificios familiares y adversidad económica
El camino hacia la élite estuvo lleno de obstáculos económicos y sociales. La atleta de 29 años explicó que su familia tuvo que hacer grandes sacrificios para costear los viajes y torneos, en un entorno donde la mayoría de sus rivales contaba con mayores recursos.
“Jugábamos torneos y mi madre traía una nevera con sándwiches y ensaladas de pasta; si comíamos fuera, lo hacíamos en el menú de un dólar de Wendy’s”, relató. La tenista recordó los días en que debía tomar el metro con sus bolsas de tenis porque la federación no la apoyaba, y cómo esas experiencias forjaron su carácter y su motivación.
Presión sobre el cuerpo y discriminación
La discriminación y la presión por su imagen corporal fueron constantes a lo largo de su carrera deportiva. En la entrevista, abordó el estigma que enfrentó por no ajustarse a los estándares físicos tradicionales del tenis profesional. “Me decían que mi carrera dependía de perder peso o encajar en un estigma”, confió.
Townsend explicó que estas presiones no solo provenían del entorno deportivo, sino también de patrones familiares y culturales que arrastraba desde su infancia. Con respecto a ello, reflexionó: “Me di cuenta de que muchas de las voces que escuchaba no eran mías, sino de mi madre o mi abuela”.
Maternidad y el regreso a la élite
La maternidad representó un punto de inflexión en la vida de la tenista. Su embarazo coincidió con la pandemia de COVID-19, lo que le permitió alejarse temporalmente del tenis y replantearse sus prioridades. “Fue la primera vez que me desconecté completamente del deporte”, comentó en The Pivot Podcast.
El regreso a la competición tras una cesárea fue especialmente exigente, tanto física como mentalmente. Townsend narró las dificultades para recuperar la movilidad y la independencia, y destacó el apoyo incondicional de su hermana durante las primeras semanas de posparto. “Tuve que perder 43 kilos en menos de un año para volver a competir”, explicó, subrayando el esfuerzo que implicó su retorno a la élite.
Además, compatibilizó la lactancia y el cuidado de su hijo con los entrenamientos y los viajes, lo que sumó un desafío extra a su rutina diaria.

Confrontar las etiquetas para defender la autenticidad
El episodio viral con Jelena Ostapenko en el US Open fue otro de los temas centrales de la conversación. Townsend relató cómo, tras vencer a la tenista letona, esta la acusó de ser “poco educada y sin clase”, señalándola con el dedo en un gesto que se volvió viral en redes sociales.
“En ese momento pensé en cómo quería mostrarme: como Taylor. No me criaron para ser sumisa”, afirmó. También explicó que, aunque ya había vivido situaciones de falta de respeto en torneos menores, decidió mantener la calma y responder con palabras, consciente de las posibles consecuencias de una reacción impulsiva. “Me di cuenta de que su enfado era porque no podía aceptar la derrota”, reflexionó.
En este sentido, Townsend criticó la rigidez de la “etiqueta” en el tenis, que frecuentemente exige comportamientos artificiales y reprime la autenticidad de los jugadores. Por ello, argumentó: “El tenis necesita evolucionar. No estamos en los años 50 o 60”.
Defendió la importancia de permitir que los deportistas expresen su personalidad y su cultura, poniendo como ejemplo a figuras como Ben Shelton, conocido por sus celebraciones en la cancha. Además, reivindicó el valor del dobles, una modalidad que, según ella, requiere habilidades específicas y merece mayor reconocimiento.
Un nuevo impulso y una identidad afirmada
A pesar de las derrotas y los desafíos, se mostró más motivada que nunca. Tras su eliminación en el formato singles en el US Open, aseguró que la experiencia la impulsa a seguir adelante con más fuerza. “Di todo en la cancha y eso me motiva a volver aún más fuerte”, afirmó.
La tenista destacó que, por primera vez en su carrera, siente que puede mostrarse tal como es, sin ocultarse ni intentar complacer expectativas ajenas. Ante esto, confesó: “Durante 12 de mis 13 años como profesional, estuve ocultando mi verdadero yo”.

En la parte final de la entrevista, Taylor Townsend reflexionó sobre el impacto de la maternidad y el crecimiento personal que ha experimentado en los últimos años. Afirmó que su hijo le ha enseñado a recibir y dar amor de una manera nueva, y que ahora se siente preparada para alcanzar metas que antes consideraba inalcanzables.