El tenis es uno de los deportes más populares en España y también uno de los favoritos de David Broncano, presentador de La Revuelta. Un ejemplo de ello, además de mencionarlo en el programa de hoy, es que el único ‘siguiendo’ del perfil de X de La Revuelta sea Roger Federer, aunque él no fue el invitado de ayer. A pesar de tener menos Grand Slams que el suizo, Boris Becker, quien fue el jugador más joven en ganar Wimbledon (17 años y medio), ha cautivado a los asistentes en un ambiente relajado.
La razón por la que el extenista alemán visitó el Teatro Príncipe Gran Vía, donde se graba el programa, es para presentar su nuevo libro, INSIDE: Ganar. Perder. Empezar de nuevo (Libros Cúpula, 2025). En él, Becker narra sus “altibajos” en los últimos 10-15 años, tanto dentro como fuera del ámbito deportivo: desde su ascenso en el tenis hasta su caída a los infiernos en una cárcel londinense.
Boris Becker es un extenista alemán que ha ganado seis Grand Slams, el mismo número de torneos que ha logrado Carlos Alcaraz hasta la fecha. Con una diferencia de casi cuarenta años, el jugador alemán comenzó su carrera en 1985, convirtiéndose en el primer alemán y el más joven en ganar Wimbledon.
Después de superar en audiencia a Pablo Motos con El Hormiguero y el reality de Telecinco La isla de las tentaciones el lunes pasado, RTVE ha elegido a una leyenda del tenis para su programa. En el episodio de hoy, además de Becker, también estuvieron Eduardo Casanova y María León, quienes asistieron para hablar de su nueva serie de Movistar Plus+ Silencio. En esta miniserie, que combina vampiros queer, la peste negra y la pandemia del VIH, Casanova actúa como director y guionista, mientras que León es la protagonista.
La conexión entre Broncano y Federer se remonta a una entrevista que el presentador le hizo cuando el programa formaba parte de Movistar, y se extiende a Becker. Durante la emisión, el extenista compartió anécdotas sobre Federer, mencionando que, dado que Basilea, de donde es Roger Federer, colinda con Alemania, querían que representara a Alemania en lugar de Suiza, aunque no tuvo éxito. A pesar de esto, considera que es un “cool guy”.
Mientras recordaban a tenistas que ambos conocen, tocó el turno de Rafa Nadal. Becker comentó que son vecinos en Manacor, Mallorca, donde suele pasar el verano, y ahí fue donde lo conoció a los 14 o 15 años, en la escuela de tenis donde entrenaba el ahora extenista español. “Toni, no es una buena idea que juegue con dos manos”, le dijo Becker al tío y entrenador de Nadal al inicio de su carrera. Entre risas, Broncano sugirió que podría ser el alemán el “responsable de los éxitos de Rafa Nadal”, lo cual fue negado por Becker.
El tercer tenista mencionado durante la conversación fue Paula Badosa. Broncano aprovechó para mostrar una foto de ambos en una pista de tierra batida y Becker le preguntó si, además de ser su entrenador, también es amigo de la jugadora. Risas del público incluidas, Broncano respondió que son “muy muy buenos amigos y, además, entrenador”.
En la entrevista, Boris Becker también comentó que fue entrenador de Novak Djokovic en el peak de su carrera, entre 2013 y 2016, años en los que Nole ganó 6 Grand Slams. “Cuando el tenista gana, siempre es el tenista; si pierde, es siempre el entrenador”, admitió Becker.
En lo personal, Becker destacó la buena relación que mantiene con Djokovic. Recordó una llamada en octubre de 2012, cuando Djokovic perdió el primer lugar en el ranking ATP frente a Rafa Nadal. A pesar de bajar una sola posición en el listado de mejores jugadores de tenis del mundo, el representante de Djokovic le pidió si podía volver a entrenar al serbio.
“Es una locura” fue la primera reacción que expresó Boris Becker durante la entrevista en La Revuelta al hablar de su tiempo en prisión tras haber sido el número uno del tenis mundial. Además, lo hizo en “una de las peores cárceles de Inglaterra”, según relató el extenista. La prisión donde estuvo encarcelado se encuentra a menos de un kilómetro de Wimbledon, la pista que lo llevó a la gloria.
El extenista alemán fue sentenciado a 30 meses de prisión por demoras en el pago debido a su insolvencia financiera. En ese momento, estaba en bancarrota, y aunque no cumplió los años de condena, pasó 231 días en prisión, es decir, unos ocho meses. Para ello, tuvo que demostrar que fueron errores involuntarios durante tres años, aunque no por eso quedaron impunes. La vista tuvo lugar ante un jurado popular de diez personas que lo acusaron de 29 delitos, aunque solo fue condenado por cuatro. Esto resultó en la pérdida del 95% de sus amistades, según cuenta Becker.